jueves, 30 de octubre de 2008

PACIENCIA Y ESPERANZA


Un pastor tenía dos ovejas. Estaba contento porque las dos habían parido y tenían dos hermosos y juguetones corderitos.

Durante la noche el pastor encerraba sus dos ovejas en un corral que tenía muy cerca de la casa. Así se aseguraba que lobos y zorros no las mataran.

Durante las horas del día las soltaba para que fueran a pastar por los cerros. Aquel día las soltó como siempre y dejó a los corderitos en el corral.

Las dos ovejas cruzaron el río caminando por su firme lecho de piedras. Las aguas del río eran poco profundas y ellas lo cruzaban a diario.

Más al poco tiempo se desató un temporal muy fuerte y la lluvia fue torrencial. El río se desbordó.

El pastor se acercó hasta la orilla. Sabía que era la hora en que volvían sus ovejas para amamantar a sus crías y pasar la noche en el corral. Vio que era imposible cualquier intento de cruzar aquel torrente sin exponerse a ser arrollado y golpeado contra las piedras.

Una oveja se puso a pastar paciente en la orilla, esperando que las aguas bajaran. La otra se impacientó y empezó a lamentarse. "Este agua no descenderá y mi hijo se morirá de hambre. Aquí nos sorprenderá el lobo y moriremos". Su compañera trató de calmarla. "No te impacientes. Recuerda que ya hemos visto muchas veces al río crecido y siempre han descendido sus aguas. No nos pasará nada importante y mañana amamantaremos a nuestros hijos".

Sus reflexiones no sirvieron de nada. La oveja se lanzó al agua. El pastor la miraba impotente desde la orilla opuesta. La pobre oveja avanzó un par de metros, pero las aguas la vencieron y la arrastraron río abajo golpeándola contra las rocas salientes.

Al anochecer las aguas ya habían descendido bastante, y pastor y oveja se miraron desde las dos orillas. El pastor, que conocía bien los pasos menos peligrosos entró al agua y cuidadosamente llegó hasta la otra orila. Ató una cuerda al cuello de su oveja y ambos volvieron a cruzar el río.

Los corderillos balaban en el corral. El pastor hizo que huérfano mamara de la oveja sobreviviente que se convirtió en madre adoptiva.

Sin esperanza es imposible tener paciencia. Nadie espera lo imposible. La esperanza más hermosa es la que nace en las situaciones más desesperantes.

La impaciencia con la que quieres alcanzarlo todo hoy, es la que te hace perder la oportunidad de alcanzarlo mañana.

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