martes, 19 de febrero de 2013

CORRUPCION


Juan Manuel de Prada

Corrupción

Los casos de corrupción política que nos han sacudido últimamente han generado un comprensible clima de indignación y hartazgo. Resulta, en verdad, lacerante que, mientras se reclaman sacrificios y privaciones ímprobas al común de las gentes, nuestros políticos se dediquen a llevárselo crudo tan ricamente. Sin embargo, cuando se analizan las causas de la corrupción se hace omisión de una realidad humana y teológica de evidencia incontestable, sobre la que se sustentaba la moral clásica, que es la existencia del pecado original. Hoy esta realidad humana y teológica de evidencia incontestable se niega desde dos posturas en apariencia antitéticas, pero íntimamente coincidentes: por un lado, se afirma que el hombre es bueno por naturaleza y que le basta dejarse conducir por su naturaleza para comportarse con rectitud; por otro, se sostiene que la naturaleza humana está irremisiblemente corrompida y que al hombre no le queda otro remedio sino sobrevivir como una alimaña en medio de alimañas. Ambas visiones antropológicas -una de un optimismo quimérico, la otra de un pesimismo aciago- coinciden sin embargo en exaltar la autonomía humana.
Durante siglos se reconoció que el hombre, aunque llamado al bien, estaba dañado por el mal; y para que la vocación humana hacia el bien triunfase se apelaba a la ayuda divina y se establecieron normas morales que la facilitaban. Así, por ejemplo, la moral clásica exhortaba a la pobreza y al repudio de los bienes materiales, en la convicción de que un pobre tenía más probabilidades de salvarse que un rico, según leemos en el Evangelio. Pero hubo un momento en la historia en que tal moral se subvirtió; y con la subversión de esa moral se originó una nueva concepción antropológica y ontológica. Tal subversión no hubiese sido posible sin el oscurecimiento del concepto de 'pecado original'; y, una vez oscurecido tal concepto, las normas morales que lo apuntalaban se tornaron ininteligibles o superfluas. Si el hombre no estaba dañado por el mal, dejaba de entenderse la exhortación a la pobreza; pues, dedicándose a la obtención de riquezas, el hombre se 'realizaría' más plenamente.
Por supuesto, hombres avariciosos que han hecho del enriquecimiento material el propósito único de su existencia ha habido siempre. Pero esta subversión moral de la que hablo -cuyo origen debe buscarse en el calvinismo- postulaba que la prosperidad material era un signo de salvación, y un medio de justificación de la propia existencia. Pronto, esta nueva moral del dinero se haría doctrina política y económica, de tal modo que los hombres llegaron a confundir sus ansiedades espirituales con el deseo de saciar sus apetitos materiales. Nace así una nueva concepción del hombre, el Homo oeconomicus, el ser humano considerado como sujeto de producción y consumo, entregado a la búsqueda de bienes en esta vida. El capitalismo, en contra de lo que piensan los ilusos, no es tan solo una doctrina económica, sino una visión antropológica y ontológica profunda; o, si se prefiere, un sucedáneo religioso en el que el dinero ocupa el lugar de Dios. Y, como ocurre con todos los sucedáneos religiosos, el capitalismo instauró una ética propia, un conjunto de normas morales que facilitasen el acceso a su sucedáneo divino; en este caso, una ética materialista en la que el universo entero -derrumbado ya el valor de la Creación- se convirtiese en la materia prima para la acumulación de riquezas.
Naturalmente, esta ética materialista se disfrazó con máscaras diversas que resultasen menos descarnadamente impías: así, en el seno del capitalismo se desarrollaron una 'ética del trabajo', una 'ética de la función pública', etcétera; pero eran éticas instrumentales, solo vigentes mientras facilitasen el acceso a la riqueza, símbolo único de salvación. Y así llegamos a la tragedia a la que se enfrenta el político de nuestra época: mientras su cargo le garantice el acceso a la riqueza, se abstendrá de conductas corruptas; pero cuando tal cargo se lo dificulte, recurrirá a la corrupción, pues nunca una ética instrumental puede impedir la salvación del hombre, que ahora se cifra en el dinero. En el fondo, lo que nuestra época demanda al político es un imposible ontológico: por un lado, se pretende que garantice la legalidad de todas las conductas que aseguran la acumulación de riquezas (desde la usura a la ingeniería financiera); por otro lado, se pretende que no participe de los beneficios de tales conductas. Y el político, incapaz de soportar esta nueva condena de Tántalo, se corrompe, inevitablemente.

lunes, 11 de febrero de 2013

Benedicto XVI renuncia a seguir siendo el Obispo de Roma

No se encuentra con suficientes fuerzas


Benedicto XVI ha anunciado que renuncia a su ministerio como Papa. Lo ha hecho personalmente, en latín, durante el consistorio para la canonización de los mártires de Otranto. El Santo Padre ha asegurado que no se encuentra con fuerzas y que su vigor «tanto del cuerpo como del espíritu (…) en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado». El 28 de febrero la sede de Roma quedará vacante y se convocará el cónclave para elegir al nuevo Pontífice.
11/02/13 12:05 PM

(InfoCatólica) Benedicto XVI dejará el Pontificado el próximo 28 de febrero a las 20.00 horas «por falta de fuerzas»,
Palabras del Papa
Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.

Vaticano, 10 de febrero 2013

BENEDICTUS PP. XVI


El último Pontífice en renunciar fue Gregorio XII, el veneciano Angelo Correr, que dimitió en 1515, dos años antes de morir, según Catholic.net. Los otros casos de renuncia al pontificado han sido los de Benedicto IX, elegido en el 1032 y Celestino V, que renunció en 1294 al declararse carente de experiencia en el manejo de los asuntos de la Iglesia.

El Santo Padre habló de esta posibilidad

A finales de septiembre de 2011 el diario milanés “Libero” publicó un artículo de Antonio Socci que ponía en circulación los rumores de una futura dimisión del Papa sin ofrecer ninguna fuente, ni dato más concreto.
Por este motivo, el padre Lombardi, con una sonrisa, respondió ndido a los periodistas: «Si lo dice Socci, hay que preguntarle de dónde ha tomado esta información. Lo que sabemos todos es lo que el mismo Papa ha escrito en el libro entrevista 'Luz del mundo'. No tengo otras informaciones».
En la entrevista “Luz del mundo”, publicada en el año 2010, en respuesta al periodista Peter Seewald, Benedicto XVI declaraba: “Si el Papa llega a reconocer con claridad que física, psíquica y mentalmente no puede ya con el encargo de su oficio, tiene el derecho y, en ciertas circunstancias, también el deber de renunciar”.
Pero en el mismo libro, el Papa añade hablando de las dificultades de la Iglesia, en particular tras el descubrimiento de los casos de pedofilia: “Si el peligro es grande, no se debe huir de él. Por eso, ciertamente no es el momento de renunciar. Justamente en un momento como éste hay que permanecer firme y arrostrar la situación difícil. Ése es mi concepción. Se puede renunciar en un momento sereno, o cuando ya no se puede más. Pero no se debe huir en el peligro y decir: que lo haga otro”.

Renuncia del Papa y sede vacante en el Código de Derecho Canónico

Se conoce como periodo de sede vacante el periodo que hay entre el momento en que se produce la vacante en la sede romana y la elección del siguiente sucesor de San Pedro. Este periodo ha sido regulado con detalle por la legislación canónica, teniendo en cuenta que se trata de un periodo delicado para la vida de la Iglesia.
La vacante de la sede romana se puede producir por fallecimiento del Romano Pontífice y por renuncia. Cuando el Papa fallece se produce en ese momento la vacante; y en cuanto a la renuncia, el canon 332 § 2 da los requisitos para su validez:
Canon 332: Si el Romano Pontífice renunciase a su oficio, se requiere para la validez que la renuncia sea libre y se manifieste formalmente, pero no que sea aceptada por nadie.
Por lo tanto, la renuncia sería efectiva desde el momento en que se manifiesta formalmente. Obsérvese que no se requiere que se haga por escrito. Sí que se haga de modo formal, pero hay otros modos de expresar formalmente la renuncia.
Desde el momento de producirse la vacante se aplica el principio de nihil innovetur, o que no se innove nada, según declara el canon 335:
Canon 335: Al quedar vacante o totalmente impedida la sede romana, nada se ha de innovar en el régimen de la Iglesia universal: han de observarse, sin embargo, las leyes especiales dadas para esos casos.
El concepto de sede impedida lo define el canon 412 para una sede diocesana. Nada obsta para que también se aplique a la Sede Romana.
Canon 412: Se considera impedida la sede episcopal cuando por cautiverio, relegación, destierro o incapacidad, el Obispo diocesano se encuentra totalmente imposibilitado para ejercer su función pastoral en la diócesis, de suerte que ni aun por carta pueda comunicarse con sus diocesanos.

viernes, 8 de febrero de 2013

CUANDO ME AME DE VERDAD




                                  

" COMO TRATAS A UN ANIMAL MUESTRA TU FORMA DE SER " (Charle Chaplin)

El siguiente texto fue escrito por el inolvidable Charles Chaplin.

Cuando me amé de verdad

Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y, entonces, pude relajarme.. Hoy sé que eso tiene nombre… autoestima.
Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es… autenticidad.
Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama…madurez.
Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es… respeto.
Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que se llama… amor hacia uno mismo.
Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé, que eso es… simplicidad.
Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces. Así descubrí la… humildad.
Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama… plenitud.
Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada. Y esto es…saber vivir!
 
No debemos tener miedo de cuestionarnos… Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.

Charles Chaplin

jueves, 7 de febrero de 2013

CUERO O MARMOL




Consentido y muy arrogante, el joven hijo de un acaudalado empresario se mostraba sumamente preocupado. Su padre lo invita a conversar en privado, para ayudarlo a resolver sus problemas.

En esa conversación, franca y honesta, indagó y supo así que había aspectos de la vida de su hijo que no marchaban bien: se sentía insatisfecho con sus relaciones amorosas, con tener todo el dinero del mundo y no ser feliz, y con no encontrarle sentido a la vida.

- Padre, no sé qué hacer. Le doy vueltas a los problemas y no puedo resolverlos. Sé que tengo la dureza y el temple que heredé de ti, pero aún así, no consigo fortalecerme.

Y el padre le dijo:

- Querido hijo: la dureza no lo es todo. Imagina una gran placa de mármol, majestuosa, brillante… pero si la golpeas con una maza, se rompe en mil pedazos. Lo que importa en la vida, es ser fuerte. En cambio, el cuero es blando, y por más que lo golpees con fuerza, no se romperá.  Entonces, prueba ser como el cuero: flexible y elástico ante los problemas, y verás cómo, de a poco, todo se solucionará.

El hijo, emocionado, le agradeció con un fuerte abrazo. El padre le dijo, susurrándole al oído:

- Y recuerda: confía en el proceso de la vida.