miércoles, 31 de julio de 2013

LA LENTE DE CONTACTO






Brenda era una joven mujer que fue invitada a escalar rocas. Aunque esto le causaba mucho miedo, fue con su grupo a un tremendo risco de granito. A pesar de su miedo, se colocó el equipo, tomó un extremo de la cuerda y comenzó a enfrentar la roca. En determinado momento, llegó a un borde, donde pudo tomar un respiro.
Mientras estaba ahí, la cuerda de seguridad golpeó contra un ojo de Brenda y le sacó su lente de contacto. Bueno, ahí estaba ella en el borde de la roca, con cientos de metros bajo ella y cientos de metros sobre ella.
Por supuesto que buscó y buscó, esperando que hubiera caído en el borde, pero simplemente no estaba la lente. Ahí estaba ella, lejos de casa, con su vista borrosa.
Estaba desesperada y comenzó a enfadarse, por lo que oró al Señor para que la ayudase a encontrar su lente.
Cuando llegó a la cima, un amigo examinó su ojo y su ropa buscando la lente, pero no lo pudieron encontrar. Ella se sentó, desalentada, con el resto de la gente, esperando a que los demás llegaran a la cima.
Ella miró a través de las montañas, pensando en el verso de la Biblia acerca de que los ojos del Señor observan alrededor de toda la tierra y pensó:
"Señor, Tú puedes ver estas montañas. Tú conoces cada piedra y cada hoja, y Tú sabes exactamente dónde está mi lente de contacto. Por favor ayúdame."
Finalmente, bajaron. Al pie de la montaña había un nuevo grupo de alpinistas comenzando a enfrentar el risco.
Uno de ellos gritó:
- Oigan, jóvenes! ¿Alguien perdió un lente de contacto?

Bueno, esto hubiera sido suficientemente inquietante, pero... ¿Sabes cómo el alpinista vio la lente de contacto? Una hormiga se movía lentamente a través de la roca, cargando la lente.
Brenda me dijo que su padre era caricaturista. Cuando ella le contó esta increíble historia de la hormiga, la oración y la lente de contacto, él dibujó una caricatura de una hormiga cargando un lente de contacto, diciendo:
"Señor, no sé por qué Tú quieres que yo cargue esta cosa. No puedo comérmela, y está extremadamente pesada. Pero si eso es lo que Tú quieres que yo haga, yo la cargaré para Ti."

---

Creo que probablemente nos haría bien a algunos de nosotros decir ocasionalmente:
"Señor, no sé por qué quieres que yo lleve esta carga. No veo nada bueno en ello y es bastante pesada. Pero si Tú quieres que yo la cargue, lo haré para Ti."

jueves, 18 de julio de 2013

NO HABLAR MAL DE NADIE




Quiero hablar de un principio que me parece fundamental: No hablar nunca mal de

nadie, bajo ningún concepto. Yo pondría esta frase como una leyenda en mi cabeza, y

en la de los más cercanos. Me parece que es un síntoma de madurez y buen equilibrio.

Es formidable ver a un amigo nuestro al que nunca hemos oído decir nada contra nadie,

que se le pone en un aprieto o se le hace una pregunta capciosa en la que debe mojarse,

y que tiene el arte, la habilidad y la coherencia de no decir nada negativo. Sino puedo

hablar bien del otro, me callo.

Dr Enrique Rojas. Psiquiatra.

lunes, 15 de julio de 2013

LA ILUSIÓN DE DIOS (RESUMEN)







Sin ilusión no se puede vivir:
de ilusión tampoco (AOO).
ANDRES ORTIZ OSES. Filósofo. Catedrático emérito de la Universidad de Deusto

El creyente ostenta la ilusión positiva de Dios, afirmativa y afirmadora, mientras que el increyente ostenta la ilusión negativa de Dios, puesto que considera a este una ilusión falsa. El famoso libro de Richard Dawkins “El espejismo de Dios” (The God Delusion) critica la ilusión del creyente en Dios, caracterizándola y caricaturizándola como una dilusión o espejismo. El autor representa a los que han pasado de la ilusión a la desilusión de Dios, así como a los que han apostado o apostatado en favor de su disolución.

La posición de Dawkins revela un materialismo naturalista, el cual se opone a toda trascendencia, a todo Dios presuntamente creador de un universo que, en su opinión, no necesita del Dios porque se concrea a sí mismo. El propio Einstein no creía en un Dios personal, sino en una divinidad impersonal, asumiendo una especie de religiosidad cósmica. Pero es sobre todo contra el Dios controlador o fundamentalista, contra el que carga Dawkins en su alegato ateo, el cual paradójicamente desemboca en un fundamentalismo científico.

El problema radica en que Dawkins recoge la idea fundamentalista de Dios para atacarla a su vez de modo fundamentalista, al tiempo que recoge la idea de la religión dogmática y literal para atacarla dogmática y literalmente. De esta manera, su crítica a la religión dogmática tiene su validez, pero al precio de recaer en un dogmatismo científico anclado en la cerrazón, la cual resulta incapaz de abrirse y sobrepasar su razón materialista. Olvida nuestro científico que la ciencia se ancla en lo empírico-racional, mientras que la religión es un simbolismo axiológico y relacional, el cual trasciende el significado empírico en nombre de la apertura simbólica al sentido radical (que trasciende a las cosas radicadas).

Es verdad que Einstein desechaba todo Dios reducido o antropomórfico, y pensaba que la religión sin ciencia es ciega; pero también afirmaba que la ciencia sin religión resulta coja, sin duda porque junto a la razón se ubica el corazón como “co-razón” de nuestra propia razón. Fue otro judío, el mismísimo Marx, quien en su juventud romántica calificó la religión como el corazón de un mundo sin corazón, mientras que a su vez el respetable y respetado científico S.J. Gould, entre otros como nuestro F. J. Ayala, respeta la especificidad de la religión como búsqueda del significado no meramente dado empíricamente sino esencial, así pues el sentido existencial de lo real.

El auténtico homo religiosus no es un creyente al uso y abuso, sino un hombre religioso que no cree en ídolos, pero que deja abierta la puerta a la trascendencia para no recaer en cerrazón dogmática. Si tomamos tan en serio la evolución, parece un contrasentido no tomar tan en serio su apertura no sólo inmanente sino trascendente, ya que la evolución de la materia al hombre es ya trascendente.

Habría que cambiar la visión tradicional del Dios inmóvil, recogida por Dawkins del fundamentalismo religioso, y proyectar un Dios móvil e interior al mundo, a modo de interioridad de la exterioridad. Un tal Dios no dice verdad dogmática, sino sentido vital, no dice razón sino co-razón, no dice explicación abstracta sino implicación existencial.
Resulta intrigante que Dawkins hable finalmente de que hay que reconocer que, tanto el universo cósmico como nuestro mundo humano resultan “amigables”, amigabilidad que ha supuesto nada menos que el surgimiento de la vida (humana). Y bien, esa amigabilidad es un término que trasciende lo meramente empírico para expresar lo amable o amoroso, y es el propio Dawkins quien pone en correlación el instinto religioso con el instinto amoroso. En lo cual estamos de acuerdo, ya que proyectamos a Dios a través de nuestra experiencia de lo divino, simbolizado por el amor. En efecto, a través de la vivencia cuasi sagrada del amor experimentamos lo divino y lo personificamos en Dios, así como personificamos al antiamor en la figura o figuración del diablo. Se trata de símbolos radicales de nuestra experiencia humana del mundo, cuyo sentido resulta irreductible.

El libro de Dawkins asesta un duro golpe al dogmatismo religioso y a la creencia tradicional del Dios fundamentalista, pero por desgracia el autor recae a su vez en el dogmatismo científico y en un fundamentalismo antirreligioso. El gran fallo del libro está en caer en la trampa del literalismo religioso de la creencia en Dios, ignorando el simbolismo propio del lenguaje religioso. En este sentido, el empirismo de nuestro autor le juega una mala pasada, ya que parte del empirismo de la religión –su exterioridad-, sin enterarse de su auténtico sentido interior.

martes, 9 de julio de 2013

MARIA PILAR MONTIJANO, CARLOS PEREZ Y JOSE ANTONIO ARZOZ, TRES DE MIS AMIGOS AYUDANDO.



Oídos aconfesionales, anónimos y apolíticos para momentos difíciles

Escuchar también es ayudar. Eso lo saben muy bien en el Teléfono de la Esperanza de Aragón que recibió el pasado año 9.000 llamadas de personas que necesitan que otros les escuchen en un momento difícil de su vida. De todas ellas, 436 dieron un paso más y pidieron a esta ONG un programa personal con un psicólogo para tratar su problema.
Luis Miguel Gabás
imprimir correo
La presidenta del Teléfono de la Esperanza, Pilar Montijano, conversa con el psicólogo formador y un voluntario
La presidenta del Teléfono de la Esperanza, Pilar Montijano, conversa con el psicólogo formador y un voluntario
Zaragoza.- Hoy en día el teléfono ha pasado a ser un complemento para las personas. Las redes sociales o las app que permiten chats gratuitos les han hecho indispensables para un animal comunicativo como es el ser humano. Sin embargo, en ese maremagnum de relaciones todavía hay mucha gente que se siente sola.
De ahí que muchos marquen el 976 23 28 28 para que alguien, que no conocen y que no les va a juzgar, les escuchen. Esas personas son voluntarios del Teléfono de la Esperanza de Aragón, que nació el 25 de mayo de 1984, y que todavía sigue atendiendo al otro lado del auricular a día de hoy. De hecho, el pasado año 9.000 personas hicieron uso de este servicio.
Al frente de esta oenegé en la Comunidad, integrada en la Asociación Española de los Teléfonos de la Esperanza y en la Federación Internacional de los Teléfonos de Ayuda de Urgencia, está Pilar Montijano, quien coordina a un equipo de unas 200 personas que hacen que este número esté las 24 horas y los 365 días del año disponible.
Una ayuda gratuita que tiene tres características: aconfesional, anónimo y apolítico. “Nuestra ayuda busca que el llamante encuentre y asuma los propios recursos para afrontar su problema”, recalca Montijano. De hecho, el 60% de los problemas se resuelven en las llamadas.
Montijano reconoce que le gusta hablar de “intervenir en situaciones en crisis” de personas a las que la vorágine del día hace que nadie se pare ni un minuto a preguntarles sobre qué tal están. Pero, como señala, hay personas que necesitan algo más como el asesoramiento profesional, a partir del servicio multidisciplinar de psicólogos, psiquiatras, abogados y trabajadores sociales; el servicio de orientación familiar o grupos de apoyo y talleres sobre crisis específicos como “Elaboración de duelo”, “Separación afectiva”, “Aprendiendo a vivir con la enfermedad” o “Mujeres Maltratadas”.
El anonimato se lleva a tal extremo que los turnos de los voluntarios que están al otro lado del interfono se varían diariamente para evitar que se creen relaciones entre ambas personas. Asimismo, quien llama deja de tener un nombre y pasa a ser un número de serie. Es esa garantía la que lleva a muchas personas a contar sus problemas que, en su mayoría, giran en torno a depresiones, pareja, malos tratos, duelo u otras situaciones críticas como la ludopatía.
Generalmente, la soledad vuelve a ser la protagonista. De hecho, el 75% tienen ese sustrato y, principalmente, se producen en las horas nocturnas. El perfil, según las estadísticas que maneja el Teléfono de la Esperanza de Aragón, es que un 72% de todos los usuarios son mujeres casadas, con más de dos hijos y que se sienten incomprendidas en sus hogares.
La presidenta del Teléfono de la Esperanza, Pilar Montijano
La presidenta del Teléfono de la Esperanza, Pilar Montijano
En estas llamadas también hay un tipo de usuario muy concreto, la persona que siente dependencia por llamar y necesita hacerlo sea la hora que sea y sin tener un problema en concreto. Unos llamantes que desde esta onenegé llaman “crónicos” y que intentan responderles, tal y como resalta Montijano, “desde el respeto, pero haciéndoles entender que si no tienen un problema, hay personas que necesitan estar al otro lado del teléfono y en ese momento está comunicando”.
¿Quién están detrás de esa voz?
Están los llamantes y los escuchantes. Estos últimos son todos voluntarios del Teléfono de la Esperanza, pero no por ello dejan de tener obligaciones. De hecho, son sometidos a una selección con pruebas y entrevistas para conocer sus “actitudes y aptitudes”.
Como reconoce el psicólogo formador Carlos Pérez Ara, es necesario que “quien está al otro lado del teléfono ayude y no acreciente el problema”. Por ello, cuando pasan la prueba, tienen dos años hasta que no están al frente del teléfono de una forma individualizada. Durante ese tiempo son considerados como “coescuchantes”, ya que trabajan mano a mano con uno experimentado.
Pero el control no queda aquí, sino que un psicólogo, cada quince días, analiza de forma aleatoria una conversación para saber cómo ha transcurrido y si se ha puesto solución.
Asimismo, todos ellos reciben cursos de forma mensual una serie de cursillos monográficos para “estar constantemente preparados y actualizados en la problemática que hay en la calle”, afirma Pérez Ara.
Junto a esta constante formación, desde el Teléfono de la Esperanza también se mira que la persona que ayuda no “resulte perjudicada al atender a una persona”. Para esto, hay un análisis realizado por expertos sobre los sentimientos de satisfacción o insatisfacción que han aparecido en las diferentes conversaciones.
El voluntario José Antonio Ardoz lleva veinte años como voluntario
El voluntario José Antonio Arzoz lleva veinte años como voluntario
20 años escuchando
José Antonio Arzoz lleva veinte años al otro lado del Teléfono de la Esperanza en Aragón. Ahora ya es jubilado, pero este zaragozano comenzó a ser voluntario cuando estaba al frente del Monte de Piedad de Ibercaja.
Reconoce que dedicar parte de su tiempo libre en este servicio a la sociedad es muy grato. Aunque le gusta estar por las noches, Arzoz mantiene que “uno recibe más de lo que llega a dar”.
No obstante, también admite le gustaría tener la fórmula magistral para que no tuvieran que llamar más veces o que su labor no fuera necesaria porque “se sintieran acompañados por sus seres queridos”.
Después de todo este tiempo de voluntario no duda en asegurar que volvería a hacerlo, así como a animar a la sociedad a participar de forma activa en este tipo de onegés que “parece algo más intangible porque igual no atienden estómagos, pero sí corazones”.

UN PENSAMIENTO

viernes, 5 de julio de 2013

LIDERAZGO Y GESTION. UN BUEN LIBRO

Ayer, día 4 estuve en la presentación del libro LIDERAZGO Y GESTION de mi amigo Miguel Angel Millan. Es un buen libro, fruto de sus conocimientos y  su dilatada experiencia.  
LIDERAZGO Y GESTION
MIGUEL ÁNGEL MILLÁN ASÍN
126 - Liderazgo y gestión.
Número: 126
ISBN: 978-84-293-2072-5
Páginas: 256
Formato: 13x21,5
Precio: 18.00EUR


Crear una empresa, liderar iniciativas, dirigir organizaciones...: toda una aventura. Y más en contextos difíciles. En este sentido, las empresas y organizaciones con más de cien años de historia tienen un mérito indiscutible. ¿Cuál es el secreto de su éxito? En este libro vas a conocer la aventura de hombres y mujeres que, asumiendo muchos riesgos, fundaron instituciones que ahora tienen varios cientos de años de historia. Son fundadores de instituciones religiosas, pero nos vamos a centrar en su faceta emprendedora, intentando sacar lecciones para nuestros días.

Conocer a estos fundadores nos lleva a hacernos algunas preguntas: ¿qué les llevó a afrontar los retos de emprender y fundar algo nuevo?; ¿cómo consiguieron involucrar a más personas en sus proyectos?; ¿cómo ejercieron su liderazgo?; ¿cómo organizaron y gestionaron sus «empresas»?; ¿cómo hicieron frente a los conflictos? Ellos hicieron posible lo que para otros parecía imposible.

De los miles de fundadores, hemos escogido solo algunos de ellos. Son lo suficientemente diversos como para servirnos de ejemplo y poder entresacar algunas notas comunes que pueden ayudar a quienes ejercen labores de liderazgo y gestión en organizaciones de distinto tipo, y de manera especial a los emprendedores sociales.

MIGUEL ÁNGEL MILLÁN ASÍN es licenciado en Ciencias Políticas y Sociales, teólogo y trabajador social. Es una persona emprendedora y con amplia experiencia en los campos de la educación, la acción social y la cooperación al desarrollo. En estos ámbitos ha desempeñado puestos de dirección y gestión en diversas organizaciones. Además de liderar proyectos innovadores, también ha creado y puesto en marcha diversas asociaciones y fundaciones, tanto en España como en países en desarrollo.