viernes, 23 de noviembre de 2012

NO HAS FRACASADO



¡¡ NO HAS FRACASADO!!
Dedicado a Aurelio Viñas

Aurelio Viñas fue mi peluquero cuando yo era un crio y vivía en La Peña. Leí muchos de sus artículos cuando escribía en el Heraldo.
Ayer, invitado por mi amigo Chaime Marcuello,  asistí a la presentación de su libro “El filo de las ideas”, editado por Sibirana Ediciones, en la Biblioteca de Aragón. Encarna Samitier, que ha escrito el prólogo del libro habló del contenido  y del autor.  
Cuando le tocó el turno a Aurelio me emocioné bastante con el relato, a grandes rasgos,  de su biografía como escritor-articulista. Me impresionó mucho cuando dijo que había fracasado. Aurelio: ¿Cómo es posible que te creas eso?. La sala estaba llena, muchos asistentes compraron tu libro e hicieron cola para que se lo dedicaras.
Eres un autodidacta estupendo, Muchos de los que tienen títulos y cargos ya quisieran poseer tu cultura, tu intuición, tu saber estar, tu humildad… Ya sabes lo de Jacinto Benavente: “Los títulos y los cargos no acortan las orejas de los burros”.
           Si escribes, y realizas el esfuerzo que requiere, es porque deseas contribuir a que tus lectores piensen, a que estén bien informados, a que desarrollen su propio criterio. Es tu forma de servicio a los demás. Los lectores que te siguen te quieren, te aprecian. El amor se expresa de muchas maneras. La tuya es una de ellas. La de los lectores también. Amas. Eres amado. ¿Eso es fracasar?. Yo no me lo creo.
Encarna te invitó a colaborar de nuevo con el Heraldo. ¡Vaya fracaso!.
Aurelio: sal de tu error. Sigue escribiendo. Tu cuerpo tiene 83 años, pero tu espíritu está joven, sigue inquieto. Escucha su voz y quítate de la cabeza eso del fracaso.
José Antonio Sha

martes, 20 de noviembre de 2012

LA PARÁBOLA, DE LEÓN FELIPE:




«Había un hombre que tenía una doctrina.
Una doctrina que llevaba en el pecho,
(junto al pecho, no dentro del pecho),
una doctrina escrita que guardaba en el bolsillo interno del chaleco.
Y la doctrina creció.
Y tuvo que meterla en un arca, en un arca como la del Viejo Testamento.
Y el arca creció.
Y tuvo que llevarla a una casa muy grande.
Entonces nació el templo.
Y el templo creció.
Y se comió al arca, al hombre
y a la doctrina escrita que guardaba en el bolsillo interno del chaleco.
Luego vino otro hombre que dijo:
El que tenga una doctrina que se la coma, antes de que se la coma el templo;
que la vierta, que la disuelva en su sangre,
que la haga carne de su cuerpo... y que su cuerpo sea
bolsillo, arca y templo».
Esta parábola nació apoyándome en el versículo 21 del capítulo 2 del  evangelio de San Juan, donde se dice: 'mas Él hablaba del templo de su
cuerpo'».
 EL MAPA Y EL TERRITORIO
Un grupo de geógrafos trazaron un mapa de una región. Pero no se dieron por satisfechos y fueron creando otro y otro y otro, cada vez mayores a fin de conseguir mayor exactitud de representación. Hasta que llegaron a dibujar un mapa tan grande como el propio territorio. Pero entonces descubrieron que no podían extenderlo para consultarlo porque cubría enteramente la región.

UNA ENTREVISTA INTERESANTE


viernes, 16 de noviembre de 2012

NO SE ALEJEN




Un día el maestro preguntó:
- ¿Por qué grita la gente cuando está enojada?.
Los monjes pensaron
- Porque perdemos la calma - dijo uno de ellos, por eso gritamos.
- Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado?
Nadie dijo nada, al final el maestro dijo:
- Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más alejados estarán, y más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro.
Luego el maestro preguntó:
- ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran?.
- Se hablan suavemente, porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.
Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, pues llegará un día en que la distancia sea tanta que no podrán encontrar el camino de regreso.

ENTREVISTA A SOR LUCIA CARAM


jueves, 15 de noviembre de 2012

EL REINO DE LOS CIELOS




Texto del Evangelio (Lc 17,20-25):
En aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús cuándo llegaría el Reino de Dios. Él les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: ‘Vedlo aquí o allá’, porque el Reino de Dios ya está entre vosotros».
Dijo a sus discípulos: «Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. Y os dirán: ‘Vedlo aquí, vedlo allá’. No vayáis, ni corráis detrás. Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día. Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación».
El Reino de Dios ya está entre vosotros
Hoy, los fariseos preguntan a Jesús una cosa que ha interesado siempre con una mezcla de interés, curiosidad, miedo...: ¿Cuándo vendrá el Reino de Dios? ¿Cuándo será el día definitivo, el fin del mundo, el retorno de Cristo para juzgar a los vivos y a los difuntos en el juicio final?
Jesús dijo que eso es imprevisible. Lo único que sabemos es que vendrá súbitamente, sin avisar: será «como relámpago fulgurante» (Lc 17,24), un acontecimiento repentino y, a la vez, lleno de luz y de gloria. En cuanto a las circunstancias, la segunda llegada de Jesús permanece en el misterio. Pero Jesús nos da una pista auténtica y segura: desde ahora, «el Reino de Dios ya está entre vosotros» (Lc 17,21). O bien: «dentro de vosotros».
El gran suceso del último día será un hecho universal, pero ocurre también en el pequeño microcosmos de cada corazón. Es ahí donde se ha de ir a buscar el Reino. Es en nuestro interior donde está el Cielo, donde hemos de encontrar a Jesús.
Este Reino, que comenzará imprevisiblemente “fuera”, puede comenzar ya ahora “dentro” de nosotros. El último día se configura ahora ya en el interior de cada uno. Si queremos entrar en el Reino el día final, hemos de hacer entrar ahora el Reino dentro de nosotros. Si queremos que Jesús en aquel momento definitivo sea nuestro juez misericordioso, hagamos que Él ahora sea nuestro amigo y huésped interior.
San Bernardo, en un sermón de Adviento, habla de tres venidas de Jesús. La primera venida, cuando se hizo hombre; la última, cuando vendrá como juez. Hay una venida intermedia, que es la que tiene lugar ahora en el corazón de cada uno. Es ahí donde se hacen presentes, a nivel personal y de experiencia, la primera y la última venida. La sentencia que pronunciará Jesús el día del Juicio, será la que ahora resuene en nuestro corazón. Aquello que todavía no ha llegado, es ya ahora una realidad.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

LOS MONOS



Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de bananas. Cuando un mono subía la escalera para agarrar las bananas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo.
Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo agarraban a palos.
Pasado algún tiempo más, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de las bananas. Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos.
La primera cosa que hizo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes le pegaron. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera.
Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al novato.
Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho.
El cuarto y, finalmente, el último de los veteranos fue sustituido.
Los científicos quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos que, aún cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a las bananas.
Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué le pegaban a quien intentase subir la escalera, con certeza la respuesta sería:
"No sé, aquí, las cosas siempre se han hecho así..."
¿Te suena conocido?