viernes, 30 de octubre de 2009

RED ASIS


Os invito a formar parte de LA RED ASIS: http://www.redasis.org Es una red abierta de laicos/as que quieren conocer, compartir o promover la espiritualidad franciscana en su vida cotidiana.

HAZ LO QUE DEBES CON AMOR

jueves, 29 de octubre de 2009

LA GRATITUD


La gratitud puede enriquecer tu vida más que un millón de dólares. Para muchos sería fantástico ganar la lotería, poseer casas, coches y toda clase de lujos, pero todo eso no es suficiente. Tú necesitas el adecuado estado mental para disfrutar la vida, tú necesitas gratitud.

Tomar cada nuevo día como un regalo maravilloso es la experiencia más rica y no hay dinero que pueda comprarla. Un día más es una oportunidad más para ver los árboles, el cielo, las montañas; para disfrutar una taza de cafe caliente, para ver tu programa favorito, para salir a pasear, para escuchar música, para bromear con tus familiares o amigos. Ya seas una persona religiosa o no, el entender la vida como un obsequio te otorgará una actitud constante de agradecimiento, sosiego y armonía.

Es una tentación pensar que la gratitud llega al tener todo lo que uno quiere. Es una engaño asumir que alcanzarás la felicidad si tienes dinero, una familia hermosa y quizás una casa en la playa, porque aun así tu sabes que hay gente que a pesar de poseer todo eso es ingrata e infeliz y sin embargo hay gente muy pobre llena de gratitud por lo poco que ellos tienen.

¿De dónde viene este sentimiento, cómo crear gratitud?... El sentimiento de gratitud llega al mirar tu mundo de la mejor manera: con bondad, paciencia y perdón. El estado espiritual de agradecimiento llega naturalmente al valorar a la gente y a las cosas en tu vida. El sentimiento de gratitud es algo que tú puedes aprender y hacer crecer.

Detente, acércate y percibe el perfume de las rosas. Tú no puedes estar agradecido por algo que no notas o que no disfrutas. Necesitas inclinarte y apreciar a los seres y a las cosas que te acompañan, que te rodean. No es necesario ignorar la fealdad en el mundo pero es imprescindible concentrarse en lo bueno, en lo positivo, en los seres queridos, en los amigos, en tú mismo, en lo que posees -aunque sea poco-. Dar gracias es inherente a la verdadera apreciación.

Piensa y reflexiona continuamente en aquello bueno que te ha pasado. Observa lo agradable que se desarrolla y toma forma en tu vida porque aun en medio de las tragedias que todos en algún momento enfrentamos siempre hay un hilo de luz, algo o alguien por quien sonreír.

Cuando el contar tus bendiciones se vuelve un hábito diario la gratitud te permitirá una experiencia más enriquecedora de la existencia

martes, 27 de octubre de 2009

ELOGIO DE LA TOLERANCIA



JOSE MARIA CASTILLO. TEOLOGO

Tolerante es el que deja a los demás ser lo que son y como son. Más aún, tolerante de verdad es el que anima y ayuda a los demás a que sean como son. Por tanto, tolerante es el que no pretende que los demás cambien. Y, menos aún, intenta que los otros piensen como él piensa o que se comporten como él se comporta. Tolerante, en consecuencia, es el que jamás echa en cara nada a nadie. El que no reprende nunca.

Y, por supuesto, el que jamás ejerce violencia alguna contra nadie, sea quien sea.
Pensemos, por un momento, que esto fuera posible. Y que la vida y la convivencia fueran así. Si realmente tal cosa ocurriera, nos encontraríamos con la indecible sorpresa de un mundo sin violencia, en el que nadie reprocharía nada a nadie y, menos aún, en el que nadie ejercería violencia contra los demás. Un mundo en el que nadie hablaría mal de los otros.

Y en el que nadie tendría que fingir, disimular o mentir. Cada cual sería el que es y como le gusta ser, sin tener que justificarse o dar explicaciones. En un mundo así, todos nos sentiríamos seguros, en paz con nosotros mismos y con los demás. De forma que la convivencia sería algo así como el retorno al paraíso perdido, el paraíso del que fueron expulsados Adán y Eva, los padres míticos de los que habla el mito del libro del Génesis.

Lo que ocurre es que ese mito, como todos los mitos auténticos, tiene la virtualidad de ponernos los pies en el suelo y nos dice cómo es la vida y, sobre todo, cómo es la condición humana. El mito del capítulo tres del Génesis deja bien claro que este mundo no es, ni puede ser, un paraíso. Porque la tentación de “ser como dioses” (Gen 3, 5) acarrea la pérdida de la condición paradisiaca y la consiguiente deshumanización.

De ahí, entre otras cosas, la rivalidad y la intolerancia, como queda petente en el capítulo siguiente del Génesis con el mito de Caín y Abel (Gen 4), que explica las causas de la intolerancia y la violencia. Abel era pastor, Caín era labrador (Gen 4, 2). Dos culturas distintas, la cultura pastoril, cultura de pueblos nómadas, y la cultura de los países agrarios, cultura de pueblos sedentarios.

Si es cierto que con la agricultura nació la civilización, el mito de Caín y Abel es el relato que prueba cómo el proceso del que surge la civilización prueba que la evolución tecnológica y la evolución social pueden disociarse y avanzar en sentido contrario, la primera como progreso, la otra como degradación (María Daraky). Sin dar explicación alguna, el Génesis dice que el Señor aceptó la ofrenda de Abel y rechazó la de Caín (Gen 4, 4 s). El Señor rechaza una civilización que produce los privilegiados del progreso (representados en Caín) y acepta a los excluidos de la degradación (simbolizados en Abel). Por eso el Señor prefirió a Abel.

El mito hace bien en preferir a Abel. Pero hace mal al establecer la diferencia entre los elegidos y los excluidos. Porque toda elección lleva consigo una exclusión. Y el que se siente excluido, por eo mismo se siente irritado (Gen 4, 5). En eso está la clave de la intolerancia y la violencia. El que se ve a sí mismo como el elegido, se siente superior, lo que desencadena en el excluido la rivalidad, la envidia, el resentimiento. Es decir, la intolerancia es la raíz de la violencia.

Hay cuatro fuentes inagotables de intolerancia. 1) La intolerancia “cultural”, propia de los pueblos que se sienten superiores, que miran a los demás como los excluidos. El “eurocentrismo”, que ha pretendido imponer la cultura occidental en continentes enteros, ha sido una de las causas de exclusión y, por eso, de intolerancia humillante y de xenofobia ante otras culturas. 2) La intolerancia “religiosa”, que caracteriza a las religiones monoteístas. Israel se vio a sí mismo como el “pueblo elegido”, preferido por Dios sobre todos los pueblos.

De ahí la exclusión de los demás y la consiguiente intolerancia. Una intolerancia que pasó del judaísmo al cristianismo desde el momento en que la Iglesia se sintió con el derecho de usurpar el título de “pueblo de Dios”, suplantando al Israel bíblico y apropiándose los privilegios de la “alianza” y la “elección”. La creciente intolerancia fue la consecuencia inevitable de tal apropiación. Una intolerancia que ha llegado al paroxismo en los grupos religiosos fundamentalistas judíos, cristianos e islámicos. Las consecuencias de violencia extrema que segregan tales grupos nos tienen a todos literalmente aterrados. 3) La intolerancia “política”, que divide y enfrenta, no sólo a los partidos políticos, sino a países y naciones, grupos humanos, familias e individuos.

Una intolerancia que lleva a los dirigentes políticos y sus secuaces a anteponer sus propios intereses a cualquier otro bien colectivo, produciendo situaciones de profundo malestar y odiosa convivencia ciudadana. 4) La intolerancia “social”, que tanta violencia y tanta sangre ha hecho correr a lo largo sel siglo XX, con los consiguientes resentimientos, odios y heridas incurables que todavía arrastramos. En este caso, la posición social privilegiada desata los sentimientos y resentimientos del que se ve abajo, despojado de derechos fundamentales y, con frecuencia, tratado como un indeseable y hasta como un revolucionario peligroso.

Cuando estas cuatro fuentes de intolerancia se mezclan, se funden y se confunden, el paraíso perdido se convierte en un infierno. Porque los intereses más bajos se disfrazan de valores e ideales altísimos. Con lo que el veneno de la intolerancia llega a ser mortal de necesidad. Sin duda alguna, el mejor regalo que nos podemos hacer en estos Reyes es ofrecer a los demás un gran lote de tolerancia.

lunes, 19 de octubre de 2009

¿TODAVIA TIENE FUTURO EL INDIVIDUALISNMO?



Leonardo Boff, teólogo

En Estados Unidos hay una crisis más profunda que la económico-financiera. Es la crisis del estilo de sociedad que se formó desde que fuera constituida por los «padres fundadores». Es una sociedad profundamente individualista, consecuencia directa del tipo de capitalismo que fue implantado allí. La exaltación del individualismo adquirió forma de credo en un monumento delante del majestuoso Rockfeller Center en Nueva York, en el cual se puede leer el acto de fe de John D. Rockfeller Jr: «Creo en el supremo valor del individuo y en su derecho a la vida, a la libertad y a perseguir su felicidad».
En un fino análisis contenido en su clásico libro La democracia en América (1835), el magistrado francés Charles de Tocqueville (1805-1859) señaló al individualismo como la marca registrada de la nueva sociedad naciente. El individualismo se mantuvo triunfante, pero tuvo que aceptar límites debido a la conquista de los derechos sociales de los trabajadores y especialmente al surgimiento del socialismo, que contraponía otro credo, el de los valores sociales. Pero con el derrocamiento del socialismo estatal, el individualismo volvió a tener vía libre bajo el presidente Reagan hasta el punto de imponerse en todo el mundo en forma de neoliberalismo político.
Contra Barack Obama, que intenta un proyecto con claras connotaciones sociales, como salud para todos los estadounidenses y medidas colectivas para limitar la emisión de gases de efecto invernadero, el individualismo resurge con furor. Le acusan de socialista y de comunista y, en facebook, en internet, hasta no se excluye su eventual asesinato si llegara a suprimir los planes individuales de salud. Y eso que su plan de salud no es tan radical, pues, tributario todavía del individualismo tradicional, excluye de él a todos los emigrantes, que son millones.
La palabra «nosotros» es una de las más desprestigiadas de la sociedad estadounidense. Lo denuncia el respetado columnista del New York Times, Thomas L. Friedman en un excelente artículo: «Nuestros líderes, hasta el presidente, no consiguen pronunciar la palabra ‘nosotros’ sin que les produzca risa. No hay más ‘nosotros’ en la política estadounidense, en una época en que ‘nosotros’ tenemos enormes problemas -la recesión, el sistema de salud, los cambios climáticos y las guerras en Irak y en Afganistán- con los que sólo vamos poder lidiar si la palabra ‘nosotros’ tiene una connotación colectiva» (JB 01/10/09).
Sucede que, por falta de un contrato social mundial, Estados Unidos se presenta como la potencia dominante, que prácticamente decide los destinos de la humanidad. Su arraigado individualismo proyectado al mundo se muestra absolutamente inadecuado para señalar un rumbo al ‘nosotros’ humano. Ese individualismo no tiene ya futuro.
Se hace cada vez más urgente un gobierno global que sustituya el unilateralismo monocéntrico. O desplazamos el eje del ‘yo’ (mi economía, mi fuerza militar, mi futuro) hacia ‘nosotros’ (nuestro sistema de producción nuestra política y nuestro futuro común) o difícilmente evitaremos una tragedia, no sólo individual sino colectiva. Independientemente de ser socialistas o no, lo social y lo planetario deben orientar el destino común de la humanidad.
Pero, ¿por qué ese individualismo tan arraigado? Porque está fundado en un dato real del proceso evolutivo y antropogénico, pero asumido de forma reduccionista. Los cosmólogos nos aseguran que hay dos tendencias en todos los seres, especialmente en los seres vivos: la de auto-afirmación (yo) y la de integración en un todo mayor (nosotros). Por la autoafirmación cada ser defiende su existencia; si no, desaparece. Pero por otro lado, nunca está sólo, está siempre enredado en un tejido de relaciones que lo integra y le facilita la supervivencia.
Las dos tendencias coexisten, juntas construyen cada ser y sustentan la biodiversidad. Excluyendo una de ellas surgen patologías. El ‘yo’ sin el ‘nosotros’ lleva al individualismo y al capitalismo como su expresión económica. El ‘nosotros’ sin el ‘yo’ desemboca en el socialismo estatal y en el colectivismo económico. El equilibrio entre el ‘yo’ y el ‘nosotros’ se encuentra en la democracia participativa que articula ambos polos. Ella acoge al individuo (yo) y lo ve siempre insertado en una sociedad mayor (nosotros), como ciudadano.
Hoy necesitamos una hiperdemocracia que valore cada ser y a cada persona y garantice la sostenibilidad de lo colectivo que es la geosociedad naciente.

viernes, 16 de octubre de 2009

¿BUDA?


Autor: SS Juan Pablo II

Fuente: Cruzando el Umbral de la Esperanza
La mística carmelita se inicia en el punto en que acaban las reflexiones de Buda y sus indicaciones para la vida espiritual

PREGUNTA:

Antes de pasar al monoteísmo, a las otras dos religiones (judaísmo e islamismo), que adoran a un Dios único, quisiera pedirle que se detuviera aún un poco en el budismo. Pues, como Usted bien sabe, es ésta una «doctrina salvífica» que parece fascinar cada vez más a muchos occidentales, sea como «alternativa» al cristianismo, sea como una especie de «complemento», al menos para ciertas técnicas ascéticas y místicas.

RESPUESTA:

Sí, tiene usted razón, y le agradezco la pregunta. Entre las religiones que se indican en Nostra aetate, es necesario prestar una especial atención al budismo, que según un cierto punto de vista es, como el cristianismo, una "religión de salvación". Sin embargo, hay que añadir de inmediato que la soteriología del budismo y la del cristianismo son, por así decirlo, contrarias.En Occidente es bien conocida la figura del Dalai-Lama, cabeza espiritual de los tibetanos. También yo me he entrevistado con él algunas veces. Él presenta el budismo a los hombres de Occidente cristiano y suscita interés tanto por la espiritualidad budista como por sus métodos de oración. Tuve ocasión también de entrevistarme con el «patriarca» budista de Bangkok en Tailandia, y entre los monjes que lo rodeaban había algunas personas provenientes, por ejemplo, de los Estados Unidos. Hoy podemos comprobar que se está dando una cierta difusión del budismo en Occidente.La soteriología del budismo constituye el punto central, más aún, el único de este sistema. Sin embargo, tanto la tradición budista como los métodos que se derivan de ella conocen casi exclusivamente una soteriología negativa.La «iluminación» experimentada por Buda se reduce a la convicción de que el mundo es malo, de que es fuente de mal y de sufrimiento para el hombre. Para liberarse de este mal hay que liberarse del mundo; hay que romper los lazos que nos unen con la realidad externa, por lo tanto, los lazos existentes en nuestra misma constitución humana, en nuestra psique y en nuestro cuerpo. Cuanto más nos liberamos de tales ligámenes, más indiferentes nos hacemos a cuanto es el mundo, y más nos liberamos del sufrimiento, es decir, del mal que proviene del mundo.¿Nos acercamos a Dios de este modo? En la «iluminación» transmitida por Buda no se habla de eso. El budismo es en gran medida un sistema ..ateo». No nos liberamos del mal a través del bien, que proviene de Dios; nos liberamos solamente mediante el desapego del mundo, que es malo. La plenitud de tal desapego no es la unión con Dios, sino el llamado nirvana, o sea, un estado de perfecta indiferencia respecto al mundo. Salvarse quiere decir, antes que nada, liberarse del mal haciéndose indiferente al mundo, que es fuente de mal. En eso culmina el proceso espiritual.A veces se ha intentado establecer a este propósito una conexión con los místicos cristianos, sea con los del norte de Europa (Eckart, Taulero, Suso, Ruysbroeck), sea con los posteriores del área española (santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz). Pero cuando san Juan de la Cruz, en su Subida del Monte Carmelo y en la Noche oscura, habla de la necesidad de purificación, de desprendimiento del mundo de los sentidos, no concibe un desprendimiento como fin en sí mismo: «[...] Para venir a lo que no gustas, / has de ir por donde no gustas. / Para venir a lo que no sabes, / has de ir por donde no sabes. / Para venir a lo que no posees, / has de ir por donde no posees. [...]» (Subida del Monte Carmelo, I,13,11). Estos textos clásicos de san Juan de la Cruz se interpretan a veces en el este asiático como una confirmación de los métodos ascéticos propios de Oriente. Pero el doctor de la Iglesia no propone solamente el desprendimiento del mundo. Propone el desprendimiento del mundo para unirse a lo que está fuera del mundo, y no se trata del nirvana, sino de un Dios personal. La unión con Él no se realiza solamente en la vía de la purificación, sino mediante el amor.La mística carmelita se inicia en el punto en que acaban las reJlexiones de Buda y sus indicaciones para la vida espiritual. En la purificación activa y pasiva del alma humana, en aquellas específicas noches de los sentidos y del espiritu, san Juan de la Cruz ve en primer lugar la preparación necesaria para que el alma humana pueda ser penetrada por la llama de amor viva. Y éste es también el título de su principal obra: Llama de amor viva.Así pues, a pesar de los aspectos convergentes, hay una esencial divergencia. La mística cristiana de cualquier tiempo -desde la época de los Padres de la Iglesia de Oriente y de Occidente, pasando por los grandes teólogos de la escolástica, como santo Tomás de Aquino, y los místicos noreuropeos, hasta los carmelitas- no nace de una «iluminación» puramente negativa, que hace al hombre consciente de que el mal está en el apego al mundo por medio de los sentidos, el intelecto y el espíritu, sino por la Revelación del Dios vivo. Este Dios se abre a la unión con el hombre, y hace surgir en el hombre la capacidad de unirse a Él, especialmente por medio de las virtudes teologales: la fe, la esperanza y sobre todo el amor.La mística cristiana de todos los siglos hasta nuestro tiempo -y también la mística de maravillosos hombres de acción como Vicente de Paul, Juan Bosco, Maximiliano Kolbe- ha edificado y constantemente edifica el cristianismo en lo que tiene de más esencial. Edifica también la Iglesia como comunidad de fe, esperanza y caridad. Edifica la civilización, en particular, la «civilización occidental», marcada por una positiva referencia al mundo y desarrollada gracias a los resultados de la ciencia y de la técnica, dos ramas del saber enraizadas tanto en la tradición filosófica de la antigua Grecia como en la Revelación judeocristiana. La verdad sobre Dios Creador del mundo y sobre Cristo su Redentor es una poderosa fuerza que inspira un comportamiento positivo hacia la creación, y un constante impulso a comprometerse en su transformación y en su perfeccionamiento.El Concilio Vaticano II ha confirmado ampliamente esta verdad: abandonarse a una actitud negativa hacia el mundo, con la convicción de que para el hombre el mundo es sólo fuente de sufrimiento y de que por eso nos debemos distanciar de él, no es negativa solamente porque sea unilateral, sino también porque fundamentalmente es contraria al desarrollo del hombre y al desarrollo del mundo, que el Creador ha dado y confiado al hombre como tarea.Leemos en la Gaudium et Spes: «El mundo que [el Concilio] tiene presente es el de los hombres, o sea, el de la entera familia humana en el conjunto de todas las realidades entre las que vive; el mundo, que es teatro de la historia del género humano, y lleva las señales de sus esfuerzos, de sus fracasos y victorias; el mundo que los cristianos creen que ha sido creado y conservado en la existencia por el amor del Creador, mundo ciertamente sometido bajo la esclavitud del pecado pero, por Cristo crucificado y resucitado, con la derrota del Maligno, liberado y destinado, según el propósito divino, a transformarse y a alcanzar su cumplimiento» (n. 2).Estas palabras nos muestran que entre las religiones del Extremo Oriente, en particular el budismo, y el cristianismo hay una diferencia esencial en el modo de entender el mundo. El mundo es para el cristiano criatura de Dios, no hay necesidad por tanto de realizar un desprendimiento tan absoluto para encontrarse a sí mismo en lo profundo de su íntimo misterio. Para el cristianismo no tiene sentido hablar del mundo como de un mal «radical», ya que al comienzo de su camino se encuentra el Dios Creador que ama la propia criatura, un Dios «que ha entregado a su Hijo unigénito, para que quien crea en Él no muera, sino que tenga la vida eterna» (Juan 3,16).No está por eso fuera de lugar alertar a aquellos cristianos que con entusiasmo se abren a ciertas propuestas provenientes de las tradiciones religiosas del Extremo Oriente en materia, por ejemplo, de técnicas y métodos de meditación y de ascesis. En algunos ambientes se han convertido en una especie de moda que se acepta de manera más bien acrítica. Es necesario conocer primero el propio patrimonio espiritual y reflexionar sobre si es justo arrinconarlo tranquilamente. Es obligado hacer aquí referencia al importante aunque breve documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe «sobre algunos aspectos de la meditación cristiana» (15.X.1989). En él se responde precisamente a la cuestión de «si y cómo» la oración cristiana «puede ser enriquecida con los métodos de meditación nacidos en el contexto de religiones y culturas distintas» (n. 3).Cuestión aparte es el renacimiento de las antiguas ideas gnósticas en la forma de la llamada New Age. No debemos engañarnos pensando que ese movimiento pueda llevar a una renovación de la religión. Es solamente un nuevo modo de practicar la gnosis, es decir, esa postura del espíritu que, en nombre de un profundo conocimiento de Dios, acaba por tergiversar Su Palabra sustituyéndola por palabras que son solamente humanas. La gnosis no ha desaparecido nunca del ámbito del cristianismo, sino que ha convivido siempre con él, a veces bajo la forma de corrientes filosóficas, más a menudo con modalidades religiosas o pararreligiosas, con una decidida aunque a veces no declarada divergencia con lo que es esencialmente cristiano.
*Soteriología: (Del griego Σοτεριος, Soterios Salvación y λογος, Logos Tratado o discusión) Rama de la Teología y de la Religión, en especial de la cristiana, que estudia la Doctrina de Salvación, centrada en la persona y obra de Jesucristo y de como se hace posible la salvación espiritual en él

martes, 13 de octubre de 2009

TEN CORAJE


Título: Ten coraje.

Una exhortación a ser dueños de nuestro destino

Editorial: Gedisa

Año: 1999Pags.:158

Un libro, no solo bueno, sino imprescindible, de aquellos en los que, siempre que vuelves a él, descubres cosas nuevas que aprender y el entusiasmo necesario para ponerlas en práctica. En su día, cuando lo leí, hace años, encontré claves valiosísimas para gestionar mi vida. Ahora me parece un perfecto manual de primeros auxilios para ese trabajo de liderazgo en pastoral en el que me veo envuelto a diario.Depende la edad en la que estés le puedes sacar un partido u otro, pero seguro que no te deja indiferente. Su temática es muy variada, pero en todos los capítulos se hace referencia a esos aprendizajes que todos tenemos que hacer si queremos llegar más lejos de lo ya alcanzado en la vida o queremos empujar a otros a hacerlo. Aunque sus referencias y ejemplos aluden más al mundo de la empresa y a la vida y ejemplo de los grandes líderes de la historia, no cuesta nada hacer su traducción a nuestro campo más personal o pastoral. Creo que la clave que recorre todo el libro, y donde éste aporta valiosísimas pistas y herramientas para trabajar, podría formularse como sigue: nuestra vida personal y nuestro trabajo más pastoral pasan necesariamente por la relación con uno mismo y con los otros, y es en la gestión que hagamos de ambas cosas donde se juega el éxito o el fracaso de nuestra vida y de ese proyecto o proyectos pastorales que tratamos de empujar.“En todo ser humano hay algo noble, heroico y admirable. ¡Y son muy pocos los que obtienen el merecido reconocimiento! Casi todos obtienen infinitamente menos de lo que les correspondería. Y, en el fondo, todos somos conscientes de este destino amargo, de esta injusticia abismal, connatural a la existencia. Una injusticia metafísica, que ninguna revolución ni ninguna reforma pueden eliminar. De hecho, sólo puede ser redimida por el modo con que cada uno de nosotros se relaciona con el otro, respetando su dignidad, apreciando su trabajo y haciendo justicia a aquello que hay en él de elevado y valioso”.

jueves, 8 de octubre de 2009

UNA BENEDICTINA CONTRA LA VACUNACION OBLIGATORIA


ABC MADRID
Desde el lugar menos pensado, el Monasterio de San Benet en Monserrat, se ha iniciado una campaña en internet contra la vacunación obligatoria para prevenir la gripe A.
La lidera la hermana Teresa Forcades, doctora en medicina, teologa, quien desde un vídeo colgado en la red hace un llamamiento a la participación ciudadana para que no se pueda forzar a nadie en España a ser vacunado, y para que aquellos que sean vacunados no pierdan su derecho a exigir responsabilidades si sufren efectos secundarios.
La religiosa alerta de que la mayoría de los laboratorios están diseñando vacunas en dos dosis, que deben sumarse a la vacuna de la gripe estacional, algo que nunca se ha hecho y que multiplica por tres los posibles efectos secundarios.
También revela que los laboratorios que hacen vacunas usan coadyuvantes muy potentes para estimular el sistema inmunitario, lo que podría provocar enfermedades auto inmunitarias graves al cabo de un tiempo.
Podeis ver un vídeo donde expone sus ideas en el siguiente enlace:

miércoles, 7 de octubre de 2009

LA MOSCA CANTHARIS Y LA ABEJA






Algunas personas son como la mosca Cantharis. Esta mosca va de “caca” en “caca”. Y esparce la misma allí donde se posa. Hay personas que son así. Con un espíritu crítico exacerbado no dejan títere con cabeza. Conozco a algunas que las tienen tomada con la jerarquía eclesial o con otras instituciones o algunas personas concretas. Se han puesto el filtro para ver tan solo lo negativo. Es evidente que en su interior, al igual que la mosca Cantharis en el exterior –ese color verde iridiscente es un poderoso veneno llamado cantaridina- albergan mucho veneno: resentimientos, frustraciones, odios, envidias, etc. Estas personas harán bien en eliminar esos venenos –generalmente están en su sombra, y no son demasiado conscientes- y tener paz interior para poder ver también lo positivo que hay en la vida.

Otras personas son como las abejas. Liban néctar en la flores. Llevan puesto el filtro de la positividad y se posan en las flores. Estas poseen belleza y exquisito aroma. Y transportan algo positivo – el nectar y el polen. Son personas positivas, creativas. Saben que es mucho más importante encender una pequeña luz que combatir la oscuridad.

Te invito, de corazón, a ser más abeja y mucho menos mosca Cantharis. La vida te irá mejor.

martes, 6 de octubre de 2009

LA ALEGRIA


El buen humor, la alegría, es el nivel más alto de espiritualidad.
Donde reina la alegría no tienen nada que hacer los demonios internos.
Tu fe, amor y esperanza, si son reales, te conducen a la alegría.

jueves, 1 de octubre de 2009

CREENCIA EN LA INMORTALIDAD


Si se destruyera en la humanidad la creencia en la inmortalidad, se agotarían de inmediato no sólo el amor, sino todas las fuerzas vitales que mantienen la vida en el mundo.

Dostoievski