martes, 29 de septiembre de 2009

LA VELA



Delante de un cuadro precioso de la Virgen María tengo una vela encendida. Cada día. Todos los días. Antes de que se consuma del todo enciendo la siguiente.

Cuando algunos vienen a mi casa y la ven no dejan de pensar que soy un creyente mojigato y algo supersticioso.

Así como en el exterior tengo una luz, del mismo modo deseo tenerla en mi interior. Una luz, que con la ayuda del Cielo, ilumine mi vida. Para que pueda ver claro en momento difíciles en los que tengo que tomar decisiones importantes y delicadas.

Para que ilumine y de calor a mi parte femenina, que tanto descuido alumbrar nuestra cultura. Y así pueda comprender mejor a mis hermanas del otro sexo. Y pueda relacionarme con ellas mejor.

Para que esa luz me recuerde que tan sólo de una Virgen, de un estado virginal -puro- en mi interior puede nacer mi Cristo interno e ir creciendo hasta abarcar todo mi ser, toda mi vida...

Esa luz, en mi interior, la necesito para poder comprender, poder respetar, poder ser tolerante, y así saber perdonar... Y así poder amar.

Y del mismo modo que ha de estar constantemente encendida en el exterior quiero que no se apague en mi interior.

Cristo dijo: EGO SUN LUX... Y deseo que la luz esté dentro de mí...

Luz... ilumina mi frente
Calienta mi corazón...
Fortalece mi voluntad
Dame fuerza para hacer el bien, buscar la verdad
y saber ver la belleza...

Dios mío, dame luz...más luz....

viernes, 25 de septiembre de 2009

MAS CERCA DE LA UNIDAD


El Papa Benedicto XVI ha recibido en Castelgandolfo al Presidente del Departamento para las Relaciones Eclesiásticas Exteriores del patriarcado de Moscú, el arzobispo Hilarión, representante del Patriarca ortodoxo de Moscú, que viene a ser una especie de ministro de Asuntos Exteriores del Patriarcado, y ha declarado que «el encuentro ha mostrado la nueva situación entre la Iglesia católica y el patriarcado de Moscú: hemos superado todas las tensiones que existían en años pasados y tenemos actualmente una relación normal, tranquila e incluso positiva, constructiva». La esperanza se abre paso, con firmeza, en el camino hacia la normalización y la unidad. Según el arzobispo católico de Moscú, monseñor Pezzi, «jamás los católicos y los ortodoxos hemos estado tan cercanos a la unidad». Monseñor Hilarión ha añadido que, personalmente, espera que, antes o después, se realice el tan esperado encuentro entre el Papa y el Patriarca de Moscú.

IMITACION Y EXPERIENCIA -DE JAVIER GOMA-.


Javier Gomá gana el premio Nacional de Ensayo por su obra «Imitación y experiencia»
El libro de Javier Gomá, director de la Fundación March, trata de recuperar una tradición de conceptos olvidados en el pensamiento, como ejemplo, ejemplaridad, modelo moral, imitación, admiración, emulación...
Un jurado presidido por Rogelio Blanco e integrado por Carmen Iglesias, Patri Urkizu, Xose Luis Axeito, Marta Pessarrodona, Juan Mollá, Francisco Díaz, Arturo Ramoneda, Javier Esparza, Octavio Uña, Pilar Vega y Daniel Innerarity ha reconocido «Imitación y experiencia», de Javier Gomá, con el premio Nacional de Ensayo. Colaborador de ABC, fue miembro del Consejo editorial de Vocento.-

¿Qué supone a sus 39 años, y sin posición académica, ser premiado?-Creo que lo más significativo es que se ha juzgado la obra, no la influencia académica o la edad del autor. El libro es una investigación de historia y de teoría de la cultura, extensa y profesional, pero destinada en primer lugar a todo hombre culto, no sólo a los especialistas. Los problemas que estudia tienen una clara raíz existencial, que se hace evidente en la última parte. El libro propone una interpretación del mundo en una época en que no abunda la «gran teoría».

-Doctor en Filosofía, licenciado en Filología Clásica y Derecho, letrado del Consejo de Estado (con el número uno de su promoción). Hizo la carrera y la oposición en sólo tres años y con 12 matrículas de honor.

¿Por qué la Universidad no cuenta con una autoridad como usted?

-Porque no me he presentado a ninguna oposición a una plaza universitaria y no espero que vengan a buscarme a mi casa. Es cierto que, con dos licenciaturas y un doctorado, muchas veces me he planteado hacer carrera universitaria porque las investigaciones universitarias son indispensables para cualquier trabajo serio en el campo del saber. Pero la universidad no tiene el monopolio de la ciencia. Al final, pensé que me sentía más libre si leía, pensaba y escribía por mi cuenta, buscando el consejo y la discusión filosófica con algunas personas, entre las que destacaría a Javier Muguerza. Esa opción tiene el riesgo del aislamiento, pero la ventaja de la libertad y la posibilidad de escribir sólo de lo que te emociona intelectualmente.-Rescata la tradición del ejemplo, imprescindible, pero abandonada por la filosofía. ¿A qué se debió?

-La cultura occidental desde los griegos -incluso desde antes- hasta el siglo XVII ha sido una cultura de la ejemplaridad. Se entendía que existía una perfección ya completa fuera del hombre y que quien deseaba conseguir la perfección debía imitar la ya existente, es decir, imitar. Después, con la Ilustración y el Romanticismo, la idea de imitar ejemplos se consideró impropio de un ser racional, que no debe imitar a otro sino a sí mismo. Antes del siglo XVIII el ejemplo se presuponía, pero no se teorizó; después, se ignoró. Nunca el ejemplo ha sido un tema filosófico y sin embargo creo que está lleno de posibilidades teóricas, morales y metafísicas.

-Atentados, guerras... ¿Es nuestro mundo racional? ¿Qué modelo debe seguir hoy en día un ser racional?

-La cuestión no es si imitamos o no imitamos, porque de hecho imitamos siempre: somos modelos para los demás, sentimos la influencia de los modelos ajenos. No sólo imitan los niños, también los adultos, modelos reales y próximos, o modelos imaginados o soñados. La cuestión es qué modelo o ejemplo escoger y bajo qué condiciones puede ser imitado por un ser racional. Dado que estamos destinados a imitar, nuestro primer deber es elegir bien el modelo.-Los ciudadanos están hartos de filosofías de la nada, del vacío.

¿El positivismo es un ejemplo a imitar?-Sólo se puede decir que defiendo el «positivismo» como un juego de palabras: no el positivismo filosófico, sino una teoría filosófica positiva. Mi libro trata de recuperar una tradición de conceptos olvidados en la historia del pensamiento, como ejemplo, ejemplaridad, modelo moral, imitación, admiración, emulación... Mis conclusiones tienen una expresión dramática o existencial.-Mann, Heidegger, Vattimo y Derrida compartían la idea de que el concepto de «verdad» tradicional es falsa.

¿La imitación supera esa teoría?

-Hemos tenido un concepto de verdad que era imposible de amar; verdad y bondad iban por separado. Nadie puede sentir deseo o atracción hacia un concepto o una idea de Ser meramente abstracta. El ejemplo es concreto y tangible, y puede ser personal, puede despertar deseos. Si pensamos que la verdad reside en el ejemplo y no en el concepto abstracto es posible acceder a la verdad mediante la imitación: la verdad, el bien y la belleza forman un corro, como el de las Musas.

-¿Cómo saca tiempo para pensar?-Estoy escribiendo un libro: «Aquiles en el gineceo». Antes de ir a la guerra de Troya, el héroe griego permaneció los años de su adolescencia sin preocupaciones, entre mujeres, dedicado a sí mismo. Yo hice lo mismo: todo lo esencial lo pensé en el gineceo de mi adolescencia, sin preocuparme de la vida práctica hasta los 24. Ahora que estoy en Troya, intento dar forma a esas ideas, enriquecidas con el sabor especial de la experiencia.
El libro ha sido editado por Pre-Textos
Cuesta 25€

jueves, 24 de septiembre de 2009

UNA ESPIRITUALIDAD DE LOS "OJOS ABIERTTOS": LA MISTICA.


Es curioso que en algunos ambientes religiosos la mística es vista con desconfianza. Es una paradoja, ya que hoy es opinión común entre los expertos en religión la idea de que las grandes religiones y culturas han nacido de experiencias místicas (James, Bergson, Panikkar…).

La mística es la experiencia de plenitud vital a la que todo ser humano está llamado, y es, por tanto, la meta a la que las diversas tradiciones culturales y las distintas religiones conducen, o deberían conducir.

Por mística entiendo una experiencia de comunión con toda la realidad, con Dios, con los otros, con el cosmos, con nosotros mismos, realizada, más allá de la mente, en la propia vida. Supone la salida de la fragmentación interior y del enfrentamiento con la realidad exterior, alcanzando la unidad, el equilibrio, la armonía siempre relativa como seres humanos limitados que somos y, a la vez, abiertos a una realidad que transciende y fundamenta nuestra experiencia cotidiana.

Hablar de mística no implica necesariamente hablar de religión, aunque la mística esté en el origen de toda religión auténtica y sea el fin último al que debería dirigir la religión.

La religión se basa en la aceptación profunda de unas creencias. La religión nos “religa”, nos une a toda la realidad y al fundamento dinámico de esta realidad (Dios) sin pretender unificarnos ni fusionarnos con esta realidad. Para la religión son reales las existencias separadas aunque es posible la relación entre ellas y entiende la pretendida superación de las diferencias como una falta de humildad, un orgullo espiritual.

El hombre religioso está llamado a tener fe, a inclinar su razón y su corazón a las verdades reveladas y a aceptar los preceptos de la religión, pero no debe pretender igualarse a Dios, haciendo una interpretación subjetiva de la religión, una religión “a la carta”.

En la experiencia religiosa Dios y el hombre nunca se unifican, el hombre se somete a Dios en esta vida y a los preceptos de la religión esperando la comunión plena con Dios en la vida futura escatológica.

Desde el punto de vista religioso, la mística suele confundirse con el “misticismo” (de ahí la desconfianza que genera), una experiencia espiritual fuertemente subjetiva y afectiva, que, cuando no se relativiza, tiende a convertirse en un foco de narcisismo espiritual que pretende situarse sobre las doctrinas religiosas interpretándolas de modo subjetivo y deformado.

La mística no prescinde de la dimensión doctrinal, sino que reconoce su verdad y busca profundizar esas doctrinas para descubrir la experiencia que transmiten, entendiendo así los dogmas como símbolos, como misterios, más que como creencias.

También es frecuente confundir la mística con el esoterismo. El esoterismo es un tipo de espiritualidad que se considera el núcleo interno común de todas las religiones, a las que ve como formas “exotéricas” (externas), formas de divulgación y popularización de ese núcleo, que no llegan a entender ni alcanzar.

El esoterismo considera que la espiritualidad es ante todo una experiencia de unificación con todo y con todos, más allá del ego y de la mente racional. La experiencia espiritual es una experiencia de transformación de la conciencia y de la existencia, que nos hace salir del error de identificarnos con nuestra individualidad y de creernos alejados de Dios, cuando somos en realidad una manifestación de él. Ésta es la Iluminación, una experiencia de salida de nuestro ego y de identificación con la toda la realidad, alcanzando una conciencia Transpersonal.

La visión que tiene de Dios es una visión que quiere ir más allá de cualquier imagen, representación, o creencia. Dios está más allá de la mente y se alcanza por una transformación de la conciencia, una ampliación de la misma. Dios, por tanto, no es una persona separada de nosotros, nosotros y Dios somos una unidad.

Nuestra visión habitual de la realidad, por tanto, es errónea hasta que no alcancemos la iluminación. La Conciencia es la realidad y las realidades aparentemente separadas son ilusorias. De esta forma, la historia, la materia, lo corporal, lo emocional y lo racional sólo tienen valor si están integrados en esa Conciencia Transpersonal que supone la iluminación.

El esoterismo es una espiritualidad “de los ojos cerrados”, centrada en la meditación, con la que busca alcanzar la Iluminación. Esta es la meta fundamental, más que transformar la realidad, o mejor, como única vía para poder transformar la realidad.

El esoterismo ha tendido a identificar a la mística como una forma de esoterismo. Es un error, la mística valora las diferencias, la historia, la pluralidad. No cree que las religiones sean formas diversas de una misma experiencia, aunque existan elementos comunes entre ellas.

Aunque la mística conoce los estados de iluminación no considera que estos estados sean la meta sino que la meta es la vida cotidiana y concreta, vivida desde la dimensión de profundidad que estos estados nos descubren y comprometidos con la transformación humilde de esa realidad para liberarla del dolor, de la deshumanización, de la injusticia.

La mística reconoce el valor de las religiones como revelaciones únicas que transmiten una experiencia espiritual. No existe una mística universal sino una mística de cada religión o tradición particular, aunque con elementos comunes que permiten dialogar y colaborar entre sí. Las místicas religiosas nunca rechazan o prescinden de su religión, sino que la profundizan, teniendo siempre en ella la ayuda fundamental en su camino espiritual.

A diferencia de la religión, la mística cree que hay que buscar la experiencia de comunión con Dios más allá de la separación pero sin suprimir las diferencias. Dios y el hombre son diferentes pero no están separados. Las experiencias de unificación con él son posibles y deseables. Pero la experiencia mística no es la experiencia de que la única realidad es Dios o la Conciencia como para los esoteristas. La realidad, para el místico, es una unidad en la pluralidad, la realidad es la relación, que une sin suprimir las diferencias. Por eso, la realidad es descrita como Trinidad o no dualidad. Con estos símbolos se intenta transmitir que esa realidad trasciende todo y, a la vez, fundamenta la identidad de todo, sin que las diferencias sean identificadas como algo que nos separa sino como algo que nos une, por lo que son valiosas, no son meras ilusiones.

La comunión que el místico busca con Dios no es tanto un estado alterado de conciencia, aunque reconoce el valor de estas experiencias ( y también sus peligros cuando se absolutizan), sino la comunión con Dios en la vida, en la historia cotidiana, en el cuerpo y en la materia, transformándolas y colaborando a su mejora y liberación.

Hay que entregarse a ese Dios totalmente transcendente e inmanente, sin pretender objetivarlo o apresarlo con nuestras emociones, con nuestra razón o con nuestra conciencia más allá de la razón. Por eso, el místico deja a Dios ser Dios, y se centra en la vida desde la experiencia de profundidad que ha conocido. Para el místico, la Vida y Dios sin ser lo mismo no están separados, y lo fundamental es hacer la voluntad de Dios, ser lo que uno es y ayudar a que todo sea lo que es, es decir colaborar en llevar armonía, justicia, amor a esa vida.

Al final, ser un místico es ser un ser humano y ser humanizador, y es que ésta es la mayor comunión con Dios: cuanto más humanos más divinos.




El Amor, la compasión, inteligentes y discernidos, son la experiencia más plena y también más humilde de Dios. La mística está siempre encarnada y comprometida, por eso es siempre una espiritualidad “de ojos abiertos”, como decía el teólogo Metz.
José Antonio Vázquez

en Espiritualidad progresista.

lunes, 21 de septiembre de 2009

ORACION CONTEMPLATIVA EN LAS IGLESIAS ORIENTALES



Por Juan del Carmelo
Valentín de San José, es un escritor que ha tratado muchos temas sobre Santa Teresa de Jesús, y en el se puede leer: “Como solo Dios, puede dar su amor, solo Dios puede enseñar a orar, ya que orar es amar”.Y esta es un poco la síntesis de lo que la Iglesia oriental entiende que es la oración: Orar es amar, y para encontrar a Dios en las profundidades de nuestro ser, hemos de amar, sobre todo de amar mucho, porque reiterando lo dicho: “Orar es amar”.Para muchos cristianos occidentales, rezar consiste en ocuparse con atención de ciertos pensamientos piadosos.

Para el oriental rezar no es pensar o reflexionar, sino sentir, experimentar interiormente, vivir una realidad espiritual.

Occidente, generalmente propone (o proponía, porque el acceso a la oración, hoy suele hacerse hoy en día, por vías diferentes) la meditación como método de partida, para llegar a la oración contemplativa, y se nos habla del paso de la meditación, a la contemplación.

San Juan de la Cruz escribe extensamente sobre este tema.Pero es Santa Teresa de Jesús, la que trata el tema de una forma más didáctica. Así, al tratar del comportamiento de las tres potencias del alma en la oración contemplativa nos explica, que para ella; la memoria es la loca de la casa que continuamente nos está distrayendo; la inteligencia es una pelmaza que elabora pesados troncos espirituales que no arden y con los que es imposible iniciar el fuego del amor; y por último la voluntad es la que verdaderamente inicia el fuego del amor con jaculatorias e invocaciones piadosas, que son como pequeñas briznas u hojarascas que inician el fuego. Lo que nos hace reflexionar, que para encender el fuego del amor a Dios, porque orar es amar, cuando estamos orando hay que iniciar este fuego con pequeñas hojarascas que levanten nuestro fuego de amor a Dios y no nos enfrasquemos con tediosas y largas oraciones que no nos permiten alcanzar el necesario silencio interior, para que encontremos a Dios trinitario en la profundidad de nuestro ser.

Para alcanzar este fin, la tradición oriental propone la denominada “oración de Jesús” (llamada también oración del corazón) popularizada en los últimos años por el conocido libro “El peregrino ruso”, y que tiene como punto de partida la incesante repetición de una breve fórmula que contiene el nombre de Jesús, del tipo de: “¡Señor!, Jesús, Hijo de Dios vivo, ten piedad de mi pecador”, la fórmula empleada debe de incluir el nombre de Jesús, el nombre humano del Verbo y por este medio se nos habla, del momento en que "la oración desciende de la inteligencia al corazón".

A fuerza de repetir esta jaculatoria, la que sea, nuestro corazón se ablandará para hallar al Dios trinitario.Los místicos rusos describen la oración como un descenso de la mente hasta el corazón para permanecer allí en la presencia de Dios.

La oración tiene lugar allí donde el corazón habla al corazón, es decir donde el corazón de Dios se une con el corazón que ora, tal como explica Henry Nouwen.El hermano marista Pedro Finkler, nos dice que: “Este método, lo adoptaron los místicos rusos y lo desarrollaron los monjes del Monte Athos, en Grecia.

Las bases filosóficas del mismo radican en la cultura griega y en el pensamiento teológico de San Gregorio Palamás”. La gran idea de los orientales, es acompasar la oración con los dos grandes ritmos de la vida humana: el de la respiración y el del corazón. Se trata de hacer bajar la oración del espíritu al corazón. Y para ello acuden al principio de la oración repetitiva, en este caso de una jaculatoria repetitiva, dicha en silencio y lentamente golpeando nuestro corazón, a fin de que este se ablande, y permita a los ojos de nuestra alma ver al Dios trinitario que inhabita en toda alma que vive en estado de gracia.Pero nunca olvidemos lo ya antes dicho, más de una vez en las glosas anteriores referidas a la contemplación y a la oración contemplativa, y es que la contemplación y por supuesto la oración contemplativa son o es un don de Dios, y como todo don. Dios lo da al que le parece cuando le parece y como le parece, nosotros solo podemos suspirar por la obtención de este don y poner de nuestra parte, todos los medios posibles para mover su Corazón a que nos lo conceda.El hecho de ser esto un don de Dios y el temor de fracasar en la oración contemplativa proviene también de la opinión corrientemente difundida, de que es un ejercicio difícil o reservado a los contemplativos, una experiencia interior de la que no somos dignos o que no vale la pena emprender porque desentona con los principios modernos de eficacia. Y sin embargo estemos seguros de que es mucho más difícil, meditar la palabra de Dios que contemplar su rostro.

La dificultad máxima como apunta Santa Teresa reside en acallar a loca de la casa, mediante el ejercicio de la voluntad en aportar al fuego pequeñas hojarascas para encenderlo y avivarlo.Es lamentable que sean muchos los que tiran la toalla y piensan que la oración contemplativa no es para ellos. Como siempre ocurre en todas las cosas de la vida espiritual, hay que ser muy pacientes.

La solución frente a las dificultades de esta clase de oración, no es, combatir los pensamientos mundanos que nos asaltan, sino volver suavemente nuestra atención al nombre divino apenas nos damos cuenta de su presencia de pensamientos mundanos. Así no nos molestarán ya, aunque los vanos pensamientos sigan mariposeando; nos contentaremos con verles pasar cual pequeñas nubes blancas por el cielo.

En los intentos de tratar de alcanzar la oración contemplativa, se puede tener y de hecho se tiene una sensación de aridez, proveniente de una simple ausencia de experiencia sensible y esto no debe de desalentarnos y apartarnos de la oración del corazón, dándonos la impresión de que no llegamos.

El fracaso de nuestras relaciones con Dios en el plano sensible, es precisamente lo que nos abre la puerta al verdadero éxito: el de desaparecer a nosotros mismos, para acoger al que supera todas nuestras facultades y permanece inalterable, más allá de toda sensación, imaginación y concepto.

El hecho de que no sea difícil, no quiere decir que no cuesta trabajo. El camino que lleva a la oración contemplativa es arduo y, por lo general, bastante largo. Recorrerlo con perseverancia exige esfuerzo y puede uno cansarse. Son pocos los que logran alcanzar la cumbre de la contemplación.

Pero más reducido aún es el número de los que habiendo alcanzado la contemplación, llegan a disfrutar en plenitud la maravillosa experiencia de una profunda e íntima unión con Dios, tal como escribe Pedro Finkler.Pero todos los que queremos amar a Dios, contamos con la ayuda del Espíritu Santo que es el supremo maestro de la oración, y si le secundamos en sus mociones, Él favorecerá nuestra acción. Así Él nos mantiene en la perseverancia y en la disciplina, Él nos reconforta, y tiene el papel del Consolador, en las pruebas que encontraremos en el camino de la oración.

jueves, 17 de septiembre de 2009

DISTANCIA


La distancia que me separa de los demas es la misma que me separa de lo mejor que hay en mi.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

RECONOCER A JESUS EL CRISTO


Marcos 8, 27-35


27 Salió Jesús con sus discípulos para las aldeas de Cesarea de Filipo. En el camino hizo a sus discípulos esta pregunta:

- ¿Quién dicen los hombres que soy yo?

28 Ellos le contestaron:

- Juan Bautista; otros, Elías; otros, en cambio, uno de los profetas.

29 Entonces él les preguntó:

- Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

Contestó Pedro diciéndole:

- Tú eres el Mesías.

30 Pero él les conminó a que a nadie dijeran aquello acerca de él.

31 Entonces empezó a enseñarles que el Hijo del hombre tenía que padecer mucho -siendo rechazado por los senadores, los sumos sacerdotes y los letrados y sufriendo la muerte- y a los tres días resucitar.

32 Exponía el mensaje abiertamente. Entonces Pedro, tomándolo aparte, empezó a conminarle. 33 Pero él, volviéndose de cara a sus discípulos, conminó a Pedro diciéndole:

- ¡Ponte detrás de mí, Satanás!, porque tu idea no es la de Dios, sino la de los hombres.

34 Convocando a la multitud con sus discípulos, les dijo:

- Si uno quiere venirse detrás de mí, reniegue de sí mismo y cargue con su cruz; entonces, que me siga. 35 Porque quien quiera poner a salvo su vida, la perderá; en cambio, quien pierda su vida por causa mía y de la buena noticia, la pondrá a salvo.

RECONOCER A JESÚS EL CRISTO


El episodio ocupa un lugar central y decisivo en el relato de Marcos. Los discípulos llevan ya un tiempo conviviendo con Jesús. Ha llegado el momento en que se han de pronunciar con claridad. ¿A quién están siguiendo? ¿Qué es lo que descubren en Jesús? ¿Qué captan en su vida, su mensaje y su proyecto?

Desde que se han unido a él, viven interrogándose sobre su identidad. Lo que más les sorprende es la autoridad con que habla, la fuerza con que cura a los enfermos y el amor con que ofrece el perdón de Dios a los pecadores. ¿Quién es este hombre en quien sienten tan presente y tan cercano a Dios como Amigo de la vida y del perdón?

Entre la gente que no ha convivido con él se corren toda clase de rumores, pero a Jesús le interesa la posición de sus discípulos: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».

No basta que entre ellos haya opiniones diferentes más o menos acertadas. Es fundamental que los que se han comprometido con su causa, reconozcan el misterio que se encierra en él. Si no es así, ¿quién mantendrá vivo su mensaje? ¿qué será de su proyecto del reino de Dios? ¿en qué terminará aquel grupo que está tratando de poner en marcha?

Pero la cuestión es vital también para sus discípulos. Les afecta radicalmente. No es posible seguir a Jesús de manera inconsciente y ligera. Tienen que conocerlo cada vez con más hondura. Pedro, recogiendo las experiencias que han vivido junto a él hasta ese momento, le responde en nombre de todos: «Tú eres el Mesías».

La confesión de Pedro es todavía limitada. Los discípulos no conocen aún la crucifixión de Jesús a manos de sus adversarios. No pueden ni sospechar que será resucitado por el Padre como Hijo amado. No conocen experiencias que les permitan captar todo lo que se encierra en Jesús. Solo siguiéndolo de cerca, lo irán descubriendo con fe creciente.

Para los cristianos es vital reconocer y confesar cada vez con más hondura el misterio de Jesús el Cristo. Si ignora a Cristo, la Iglesia vive ignorándose a sí misma. Si no lo conoce, no puede conocer lo más esencial y decisivo de su tarea y misión. Pero, para conocer y confesar a Jesucristo, no basta llenar nuestra boca con títulos cristológicos admirables. Es necesario seguirlo de cerca y colaborar con él día a día. Ésta es la principal tarea que hemos de promover en los grupos y comunidades cristianas.

José Antonio Pagola

jueves, 10 de septiembre de 2009

AMAD A VUESTROS ENEMIGOS


Lucas 6, 27-38
27Pero yo os digo a los que me escucháis:Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, 28bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. 29Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica.30A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames.31Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente.32Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman.33Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto!34Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente.35Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los ingratos y los perversos.36Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo.37No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados.38Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos.Porque con la medida con que midáis se os medirá.


Leer el comentario del Evangelio por Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas misioneras de la Caridad

«Haced el bien y prestad sin esperar nada»
Es posible que en tu apartamento o en la casa de al lado de la tuya, viva un ciego que se alegraría que le hicieras una visita para leerle el periódico. Puede ser que haya una familia que esté necesitada de alguna cosa sin importancia a tus ojos, alguna cosa tan simple como el hecho de guardarle su hijo durante media hora. Hay muchísimas cosas que son tan pequeñas que mucha gente no se da cuenta de ellas. No creas que hace falta ser simple de espíritu para ocuparse de la cocina. No pienses nunca que sentarse, levantarse, ir y venir, que todo lo que haces no es importante a los ojos de Dios. Dios no va a pedirte cuántos libros has leído, ni cuántos milagros has hecho. Te preguntará si lo has hecho lo mejor que has podido, por amor a él. ¿Puedes, sinceramente, decir: «He hecho todo lo que he podido»? Aunque lo más y mejor acabe siendo un fracaso, debe ser nuestro más y mejor. Si realmente estás enamorado de Cristo, por modesto que sea tu trabajo, lo harás lo mejor que puedas, con todo el corazón. Es tu trabajo quien dará testimonio de tu amor. Puedes agotarte en el trabajo, e incluso puedes matarte, pero en tanto que no está impregnado de amor, es inútil.

BUSCAD EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA


"Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y
todo lo demás se os dará por añadidura"
(Mt. 6, 33)1

Todo el Evangelio es una revolución. No hay palabra de Cristo que se parezca a la de los hombres. Escuchen ésta: "Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura".
La primera preocupación del hombre, en general, es la búsqueda ansiosa de lo necesario para dar seguridad a su existencia. Quizás sea así también para ti. Y bien, Jesús te pone de frente a "su" modo de ver y te ofrece un modo de actuar suyo. Te pide un comportamiento totalmente diferente al usual, y no para tener una única vez, sino siempre.
Cuando estés orientado con todo tu ser hacia Dios y hagas de todo para que Él reine (es decir, gobierne tu vida con sus leyes) dentro de ti y en los otros, el Padre te dará aquello de lo cual tienes necesidad día por día.
En cambio, si te preocupas antes que nada por ti mismo, terminas con cuidar principalmente las cosas de este mundo y caes víctima de éstas. Terminas con ver en los bienes de esta tierra "tu" verdadero problema, el "fin" de todos tus esfuerzos. Y te nace adentro la grave tentación de contar únicamente con tus fuerzas y de hacer a menos a Dios.


"Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura."

Jesús da vuelta a la situación. Si tu preocupación primera es Él, vivir por Él, entonces el resto ya no constituirá el problema principal de tu existencia, sino un "agregado" o una "añadidura".
¿Utopía? ¿Palabra irrealizable para ti, hombre moderno, hoy, en un mundo industrializado donde rige la competencia y que a menudo está en crisis económica? Te recuerdo simplemente que las dificultades concretas de subsistencia para la gente de Galilea, no eran mucho menores cuando Jesús pronunció estas palabras.
No es cuestión de utopía o menos, Jesús te pone delante de la impostación fundamental de tu vida: o vives para ti, o vives para Dios viviendo para el pójimo.

Pero tratemos ahora de comprender bien esta palabra: "Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura." Jesús no te exhorta a la inmovilidad, a la pasividad por las cosas terrenas, a una conducta irresponsable o superficial en el trabajo. Jesús quiere cambiar la "preocupación" en "ocupación", quitándote la ansiedad, el miedo, la inquietud.

Él de hecho dice: "Buscad `primero' el Reino...". El sentido de "primero" es "por encima de todo". La búsqueda del reino de Dios es puesta en primer lugar y no excluye que el cristiano deba también ocuparse de las necesidades de su vida.

"Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura."

Si tú también buscas el reino del Padre, experimentarás que Dios es Providencia para todas las exigencias de tu vida. Descubrirás lo extraordinario que es normalmente el Evangelio.

Chiara Lubich

miércoles, 9 de septiembre de 2009

OS RECOMIENDO ESTE INTERESANTE LIBRO

EL LIBRO DE LAS HORAS

THOMAS MERTON

ISBN: 978-84-293-1818-0Páginas: 224Formato: 13x20
Precio: 13.00EUR

«Este libro, imaginado y dado a luz por Kathleen Deignan, reúne algunos de los más bellos y reveladores pasajes de las obras de Thomas Merton, dispuestos a modo de oraciones para rezar cada día de la semana al amanecer, por la mañana, por la tarde y por la noche. El resultado es una versión contemporánea de la tradicional forma de libro de oración que llamamos “Libro de las Horas”. Tienes en tus manos un libro que no es sino un modo de unirte a Merton en la senda de la escucha. Tengo la sensación de que Thomas Merton está cerca de alguna manera, esperando, con cada una de las cosas que dice, animarte a no dudar de lo que Dios puede hacer contigo, de lo que Dios puede expresar a través de ti, si te entregas a Él en el silencio».
(Del Prólogo de JAMES FINLEY)
El Libro de las Horas es la primera obra que organiza enteramente los escritos de Merton como fuente para la oración y la contemplación. Maravillosamente concebido e inteligentemente realizado, El Libro de las Horas es un manual de mística y una guía para la formación de la conciencia.THOMAS MERTON (1915-1968) es universalmente reconocido como uno de los más influyentes autores espirituales de nuestro tiempo. Monje, poeta y activista por la paz y los derechos civiles, entre sus principales obras se cuentan La montaña de los siete círculos y Nuevas semillas de contemplación, esta última publicada por la Editorial Sal Terrae, donde también han visto la luz, además de sus Escritos esenciales, obras como Diálogos con el Silencio; Incursiones en lo Indecible; Vida y santidad y Un año con Thomas Merton: Meditaciones de sus «Diarios».

viernes, 4 de septiembre de 2009

LAS RELACIONES LIQUIDAS - O MUY POCO SÓLIDAS-.


Un simple repaso a las películas estrenadas en los últimos años basta para comprobar que las relaciones de pareja de toda la vida han dejado su sitio a otro tipo de relaciones, mucho menos objetivables y, sobre todo, muy pasajeras. Poco sólidas. El clásico conoces a una chica, te enamoras, sales con ella, te casas y formas una familia se ha convertido en una práctica propia de gente chapada a la antigua. El cine, una vez más, se nos revela como un privilegiado observatorio social

Son muchos los factores que han provocado esa desvirtuación de las relaciones de pareja, que algunos autores como el filósofo polaco Zygmunt Bauman definen como relaciones líquidas; esto es, pasajeras, superficiales, anecdóticas, irresponsables, intrascendentes... Prácticas como el sexting (envío de imágenes de desnudos de uno mismo vía teléfono móvil o Internet, normalmente ocultando el rostro), el speed dating (siete citas organizadas de siete minutos cada una para buscar afinidades con una pareja), el toothing (sexo anónimo vía móvil o bluetooth), o el uso de portales de Internet son hábitos cada vez más extendidos, y que ejemplifican diáfanamente esta liquidez -o mejor, liquidación- de las relaciones de pareja.


Quienes practican relaciones líquidas buscan un sexo sin consecuencias; mejor dicho, sin teleología, sin un fin que vaya más allá de la pura actividad fisiológica, hermética y sin significado, a-relacional. Esta mentalidad quedaba muy bien explicada en el comienzo de El último tango en París (Bertolucci, 1972), cuando el personaje de Marlon Brando le advierte a su esporádica y anónima amante de que nada de intercambiarse nombres o biografías: toda su relación sexual debía ser despersonalizada, sin rostro, con el fin de evitar la formación de vínculos que despierten sentimientos de responsabilidad hacia el otro o hacia uno mismo.La película de Bertolucci, uno de los mayores defensores de las propuestas ideológicas del 68, se adelantó a su tiempo, en el sentido de que la mayoría de los espectadores percibieron la película como una historia trágica, muy en el límite de la experiencia común.


Hoy en día, ya no es así. El sexo anónimo es algo propio del tipo de relación que domina las costumbres de personas de muy diferentes generaciones. Una versión moderna de aquel film es Intimidad (Patrice Chereau, 2000), basada en la novela homónima de Kureishi, que cuenta la relación de dos personas que sólo se conocen a través del sexo, por medio de citas semanales en las que ni siquiera se hablan.El film francés Pintar o hacer el amor (A. Larrieu y J.-M. Larrieu, 2006), que protagoniza nuestro Sergi López, nos muestra a personas de unos cuarenta años que deciden experimentar con cambios de pareja. Cinco veces dos (F. Ozon, 2004) propone unas relaciones basadas en algo tan difuso como una mera atracción epidérmica.

La taquillera española Mentiras y gordas lleva todo esto al terreno de los jóvenes y adolescentes. La catalana En la ciudad (Cesc Gay, 2003) describe perfectamente la realidad de las relaciones líquidas y sus factores, demostrando cómo a la inconsistencia de las relaciones en sí, se asocia siempre una clamorosa soledad y una profunda insinceridad. La reciente Buscando un beso a medianoche (Alex Holdridge, 2008) nos narra cómo Wilson deja un mensaje en Internet con la idea de encontrar una mujer con quien pasar el último día del año. No busca el amor, la mujer de su vida o un encuentro verdadero. Busca una noche de sexo.

Por su parte, Jonás y Lila (Alain Tanner, 1999) ilustra el insoportable peso de la cultura light, donde todo es banal, contingente, voladizo, inconsistente y fugaz. Jonás, el protagonista, afirma: «Vosotros tuvisteis los grandes ideales y os los cargasteis. A nosotros no nos habéis dejado nada. Ahora lo que cuenta es disfrutar a secas. La clave del misterio no hay que buscarla en las religiones, ni en el esfuerzo científico, sino en la entrepierna de una mujer».

Sobre el speed dating se ha estrenado este año una película hispano-argentina llamada 7 minutos (Daniela Féjerman 2009). El argumento parte de una experiencia real, inspirada en las redes de contactos de match.com. Esta empresa organiza citas de 7 minutos para hombres y mujeres que buscan pareja. Después en su casa, a través de una web, señalan cuál ha sido su interlocutor preferido, y si coincide con la elección que ha hecho el otro, la empresa les pone en contacto. La película, con guión de la actual ministra de Cultura, empieza bien, de forma humana y creíble, pero luego no se atreve a ser sincera hasta el final y sucumbe a los tópicos más desgastados.

Juan Orellana

EL SECRETO DE DON JOAQUIN RUIZ GIMENEZ


El secreto de don Joaquín Ruiz-Giménez:


Defender a Cristo en los indefensos

El 27 de agosto se nos fue un hombre de bondad políticamente incorrecta. «Siempre que defiendo a alguien es a Cristo, indefenso, a quien defiendo», dejó escrito quien, entre otros servicios prestados a España, fue el primer Defensor del Pueblo
Sus padres le dieron la hondura y la radicalidad de la experiencia de la fe, sobre todo su madre. Y la inquietud por encarnarla en los problemas sociales, sobre todo el padre, director del diario La Regencia, Vicepresidente del Congreso, ministro de la Gobernación y alcalde de Madrid.Joaquín Ruiz-Giménez participa en grupos cristianos juveniles en el ámbito parroquial (en la Concepción, de la madrileña calle de Goya) y en la Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNP) y la Acción Nacional del todavía seglar don Ángel Herrera Oria. Ya en el recién creado CEU, obtuvo la licenciatura en Derecho, matriculándose entonces en Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, con profesores como García Morente, Ortega y Gasset y Xabier Zubiri.Llegó el verano del 36. Lo detuvieron, junto a su hermano: a uno, por ser Secretario General de la Federación de Estudiantes Católicos; al otro, por haber sido falangista. Tres veces fueron rescatados de las checas. Con escala en la Embajada de Panamá, llegaron al bando nacional. Terminada la guerra, participa en Nueva York en un congreso de Pax Romana, y en su primer contacto con esta organización internacional de jóvenes católicos, es elegido Presidente. Lo recibe Pio XII, al tiempo que inicia una profunda y duradera amistad con el cardenal Montini, futuro Pablo VI. En 1942 obtiene la cátedra de Filosofía del Derecho en la Universidad de Sevilla, y se casa con Mercedes Aguilar Otermín, formando un matrimonio ejemplar y fructífero, a juzgar por sus once hijos. Cuando en el 45 su buen amigo y compañero de militancia católica Alberto Martín Artajo es elegido ministro de Asuntos Exteriores, ¿quién mejor que el jovencísimo catedrático para dirigir el Instituto de Cultura Hispánica?. Y en el 48, con sólo 35 años, es nombrado embajador ante la Santa Sede. Los italianos se rindieron ante el apuesto y simpático embajador, que participaría activamente en la elaboración del Concordato entre España y el Vaticano. Por requerimiento de Franco, en el 51 vuelve de Roma para ser ministro de Educación. Devolvió los nombres de los grandes pensadores patrios censurados en los libros de texto. Aunque Franco le dispensaba una extraña confianza y simpatía, lo destituye tras la famosa noche de los cuchillos largos (9-2-56), cuando un joven recibió un disparo en una revuelta estudiantil, y el ministro se llevó a su casa al amenazado Rector Laín Entralgo. Tras estrenar la cátedra de Salamanca, Franco le pidió ser consejero del Movimiento, primero, y de las Cortes, después; ocasión que aprovecha Ruiz-Giménez para opositar a la cátedra en Madrid: número uno, para no variar. Tuvo dificultades con sus señorías, y vino la dimisión, así argumentada al Generalísimo: «Cuando un hombre pacífico pierde los estribos, es que esto ya no funciona».Maestro del cambioLos nuevos aires eclesiales de Roma supusieron en su historia personal un auténtico kairós. Por un lado, por su participación, como laico experto, en las sesiones conciliares.

Por otro lado, la encíclica Pacem in Terris fue decisiva para él. La leyó, la analizó y le prometió a Juan XXIII que haría todo lo que estuviese de su parte para darla a conocer. Y lo cumplió: predicó a viento y marea el mensaje de paz, participación y diálogo de tan importante encíclica. En este tiempo, en el que la palabra diálogo tenía ese algo de nuevo que le habían dado Juan XXIII y Pablo VI, don Joaquín se embarca en la publicación de Cuadernos para el Diálogo. En noviembre de 1975, presentó con lucidez exquisita en Cuadernos los «deberes del tránsito»: no esclerotizar el caduco régimen y dar el paso sin que se desencadenase la violencia. El llamado milagro español de la transición pacífica se debió en gran medida a la escuela de los Cuadernos de don Joaquín, en la que, desde hacía doce años, se habían educado tantísimos demócratas para esa hora crucial. Pero en las primeras elecciones, el voto útil a Suárez hizo de don Joaquín el náufrago por excelencia. Él sabía perder: «No me ha venido mal el naufragio, me ha permitido volver a actuar en algo que es para mí muy importante: la superación de las fronteras partidistas. Me parece importante contribuir a estimular lo que une, más que lo que separa». Y no tardó en asumir esta misión en una labor establecida en la nueva Constitución: la de Defensor del Pueblo. Cuando complejos entramados políticos convinieron su no renovación, don Joaquín dejó bien claro que, desde la Pacem in Terris, no había tratado de hacer otra cosa que «defender al pueblo». En una ocasión, nos dejo escrito su secreto: «Siempre que defiendo a alguien es a Cristo, indefenso, a quien defiendo». Y así siguió en sus años de vejez, tratando de vivir lo que un día escribió: «Bienaventurados los impacientes de justicia, los rebeldes a la rutina y a la retórica, los que luchan y se inmolan por acabar con las desigualdades, las opresiones y las arbitrariedades de los egoístas, los indolentes y los poderosos, porque de ellos es la paz en la tierra, en la tierra y en el cielo».


Que en ese cielo, y en el abrazo del Eterno Padre, descanse en paz don Joaquín.

Manuel María Bru

miércoles, 2 de septiembre de 2009

LA ORACION CENTRANTE


La Oración Centrante es un método diseñado para facilitar el desarrollo de la oración contemplativa, mediante la preparación de nuestras facultades para cooperar con este don del Espíritu. Es un intento de presentar las enseñanzas de epocas pasadas (i.e. "La nube del No Saber ") en una manera actualizada y para ponerle cierto orden y regularidad. Su objetivo no es el de reemplazar otros tipos de oración; simplemente coloca otros tipos de oración en una nueva y mas completa perspectiva. Durante el tiempo de oración consentimos a la presencia y la acción de Dios dentro de nosotros. En otros momentos nuestra atención se mueve hacia afuera para descubrir la presencia de Dios en todas partes.
La Oración se llama Centrante porque nuestra atención e intención está centrada en Cristo, El es el centro de nuestras vidas. A través de ella consentimos la Presencia y Acción de Dios en nosotros, preparándonos para recibir el don de la contemplación.
En este espacio desmantelamos nuestro "falso yo" producto de nuestros programas falsos de felicidad construidos por nuestras necesidades de: Seguridad y Supervivencia, Poder y Control, Afecto y Estima.
Permitimos que Dios sea el Terapeuta Divino que sana nuestras heridas.Se recomiendan 2 períodos de 20 minutos al día.


Oración Contemplativa


La oración contemplativa es el desarrollo normal de los dones del bautismo y la práctica regular del Lectio Divina. Podemos creer que la oración es un pensamiento o sentimiento expresado en palabras. Pero esto es solo una expresión de la oración. La oración contemplativa es la apertura de la mente y el corazón - todo nuestro ser - a Dios, el Gran Misterio, mas allá de todo pensamiento, palabra o emoción. Abrimos nuestra percepción a Dios quien sabemos por la fe está dentro de nosotros, mas cerca que el aliento, el pensamiento, el escoger - mas cerca que la conciencia misma. La oración contemplativa es un proceso de purificación interna la cual nos guía, si consentimos, a la unión divina.

Transfondo Teológico

El don de Pentecostes afirma que Jesus resucitado está entre nosotros como el Cristo glorificado. Cristo vive dentro de nosostros como El Iluminado, presente en todo lugar, en todo momento. El es Maestro vivo quien continuamente envia al Espíritu Santo a habitar dentro de nosotros y a dar testimonio de su resurrección, fortaleciendonos para experimentar y manifestar los frutos del Espíritu y de las Beatitudes tanto en la oración como en la acción.
La Oración Centrante está basada en la enseñanza de Jesús en el Sermón de la Montaña:
"Tú en cambio, cuando vayas a orar entra entu aposento y, después de cerrar la puertaora a tu Padre, que está ahí en lo secreto,y tu Padre que ve todo te recompensará":Mt. 6,6
Los textos que igualmente inspiraron la Oración Centrante fueron escritos por varios importantes contribuyentes a la Tradición contemplativa cristiana, tales como Juan Casiano, Francisco de Sales, Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Teresita de Lisieux, tomas Merton y el autor anónimo de "La Nube del No Saber"
Oración es Relación con Dios. La Oración Cristiana tiene sus raíces en la Palabra de Dios en las Escrituras y en la persona de Jesucristo. Dios toma la iniciativa. La oración Contemplativa es la apertura de la mente y el corazón, nuestro ser total a Dios. Es un proceso de transformación interior, es una relación iniciada por Dios que nos lleva si nosotros consentimos a la Unión Divina. La Oración Centrante (oración de silencio), es un método para reducir los obstáculos al don de la Oración Contemplativa y para facilitar el desarrollo de los hábitos a responder a las inspiraciones del Espíritu y así profundizar nuestra relación con Dios.
Método de la Oración Centrante, un consentir a la Acción DivinaFacilita el desarrollo de la oración contemplativa, durante el tiempo de la oración, por la intención de consentir la Presencia y Acción de Dios en nuestras vidas.

Nos sentamos cómodamente, cerramos los ojos, nos sosegamos, respiramos profundamente, invocamos al Espíritu Santo e introducimos la "palabra sagrada" como símbolo de nuestra intención. Al venir a nosotros y ser consientes de pensamientos o percepciones, repetimos la "palabra sagrada", para no dejarnos atrapar por ellos. Así permanecemos 20 minutos, al concluirse el tiempo, oramos repitiendo solemne y lentamente la oración que Jesús nos enseñó: el Padrenuestro. Continuamos un par de minutos más, con los ojos cerrados.
Los Pensamientos y el uso de la Palabra Sagrada bajo la inspiración del Espíritu Santo elegimos una palabra que llamaremos "palabra sagrada" puede ser cualquier palabra ejemplo: Señor, Jesús, Padre, Madre, Abba, Amor etc. Esta "palabra sagrada" es el símbolo de nuestra intención de consentir a la Presencia y Acción de DIOS en nuestro interior. Sentados cómodamente con los ojos cerrados introducimos silenciosamente la palabra sagrada. Cuando percibimos que nos atrapan pensamientos o percepciones, muy sosegadamente volvemos de nuevo a repetir la "palabra sagrada" para renovar nuestra intención de consentir la Presencia y Acción de Dios en nosotros. Cada vez que la repetimos estamos haciendo un acto de amor y estamos diciendo “Si” a Dios.
Se Profundiza la Relación con Dios.Los frutos de la Oración Centrante (oración de silencio) se hacen notar en la vida diaria, no durante el período de oración. No hacemos la oración para obtener un resultado específico pero la fidelidad a la Oración Centrante (oración de silencio) producirá sus frutos. Un movimiento sutil de desprendimiento se está llevando a cabo que nos impacta en nuestra vida diaria a medida que recibimos la gracia de aceptar y dejar pasar, esto nos dará el fruto de . Muchas veces las otras personas se dan cuenta primero de estos frutos. Ejemplos: capacidad de escuchar, cambio de actitud, no juzgar, paciencia, aceptación de uno mismo y de los demás, servicio e inclinación por ayudar a los demás.Los primeros frutos que nos podemos dar cuenta en nosotros pueden ser que nos agrade el silencio, la soledad y una sencillez en nuestro modo de vivir.

o Es al mismo tiempo una Relación con Dios y una disciplina para fomentar esa relación.
o Es un ejercicio de fe, esperanza y caridad.
o Es un movimiento que va más allá de una conversación con Cristo es Comunión con Él.
o Hace que nos habituemos al lenguaje de Dios que es el silencio.

PAUTAS

Escoge una palabra sagrada como el símbolo de tu intención de consentir a la presencia y la acción de Dios en tu interior.
Sentado cómodamente y con los ojos cerrados, te sosiegas brevemente y en silencio introduces la palabra sagrada como el símbolo de tu intención de consentir a la presencia y acción de Dios en tu interior.
Cuando te des cuenta de que un pensamiento te ha atrapado, regresa muy sosegadamente a la palabra sagrada.
Al terminar el período de oración, permaneces en silencio y con los ojos cerrados por un par de minutos más.

martes, 1 de septiembre de 2009

ESCLAVOS DE LA PEREZA


Todos habremos visto a un albañil subido a un andamio cantando alegremente mientras ponía ladrillos y, junto a él, a otro amargado y con mala cara, realizando ambos la misma tarea.


O un conductor de autobús que hace su trabajo con satisfacción y procurando agradar a los viajeros, y, en su misma ocupación y condiciones, a otro que trabajando de mala gana y despotricando de todo.


Y lo mismo al acercarse a una ventanilla, a la barra de un bar, al mostrador de una tienda, o al ir a la peluquería.


Y lo mismo en las aulas. Y lo mismo en la familia. Hay padres y madres que se recrean en las tareas del hogar y en la educación de sus hijos, y padres y madres que parece que sólo saben quejarse del trabajo y los quebraderos de cabeza que les dan sus hijos, que dicen que no pueden más, que les agota, que se les hace pesado, que no hay quien lo aguante.

Muchas veces, la raíz de su tristeza y su desgana está en la pereza. En que son personas que se pasan la vida en una lucha –agotadora lucha, por otra parte– para rehuir el esfuerzo, para encontrar el modo de hacer menos y que sea otro quien haga las cosas.


El trabajo, las tareas del hogar, la educación de los hijos... cualquier persona emplea la mayor parte del día en esas tareas, ¿por qué entonces hacerlas de mala gana?: eso equivaldría a pasarse amargado la mayor parte de la vida.


Es verdad que a veces hay problemas, y problemas serios, y se hace todo muy pesado, y no apetece hacer nada. Pero también es cierto que, con un nivel de motivos de tristeza bastante parecido, hay gente habitualmente contenta y gente habitualmente descontenta. Quizá la diferencia esté en la filosofía con que cada uno se toma la vida. Se trata de:

· en vez de trabajar con desgana, procurar poner ganas, y ya acabarán apareciendo satisfacciones en ese trabajo;


· en vez de ver y de hacer ver el trabajo como una carga pesada, descubrir en él —entre otras cosas— una forma de realizarse, un motivo de satisfacción y una oportunidad de servir a los demás (Einstein decía que sólo una vida vivida por los demás merece la pena ser vivida);
· en vez de estar pensando en la hora de acabar, procurar esmerarse en lo que se está haciendo en cada momento;
· en vez de quejarse continuamente y crear un clima negativo, procurar poner ilusión y crear alrededor un clima positivo; etcétera.


Muchos padres dicen que sus hijos son muy perezosos. Perezosos, dicen, para levantarse, para estudiar, para llevar a cabo cualquier actividad que no implique diversión, y a veces incluso hasta para eso. Que todo les cansa, todo les aburre, que no saben pasarlo bien más que un rato. Que una simple contrariedad les conduce al abatimiento. Que les resulta difícil hacer frente al ocio, incluso mantener una afición o un hobby. Que no logran hacer lo que se proponen y eso les hace sentirse frustrados y estar tristes.


La pereza y, en general, la falta de una adecuada educación de la voluntad, constituyen una de las más dolorosas formas de pobreza: porque impiden a quienes la padecen disfrutar de la vida y recrear su espíritu al nivel que a nuestra naturaleza humana corresponde.