martes, 20 de noviembre de 2012

LA PARÁBOLA, DE LEÓN FELIPE:




«Había un hombre que tenía una doctrina.
Una doctrina que llevaba en el pecho,
(junto al pecho, no dentro del pecho),
una doctrina escrita que guardaba en el bolsillo interno del chaleco.
Y la doctrina creció.
Y tuvo que meterla en un arca, en un arca como la del Viejo Testamento.
Y el arca creció.
Y tuvo que llevarla a una casa muy grande.
Entonces nació el templo.
Y el templo creció.
Y se comió al arca, al hombre
y a la doctrina escrita que guardaba en el bolsillo interno del chaleco.
Luego vino otro hombre que dijo:
El que tenga una doctrina que se la coma, antes de que se la coma el templo;
que la vierta, que la disuelva en su sangre,
que la haga carne de su cuerpo... y que su cuerpo sea
bolsillo, arca y templo».
Esta parábola nació apoyándome en el versículo 21 del capítulo 2 del  evangelio de San Juan, donde se dice: 'mas Él hablaba del templo de su
cuerpo'».
 EL MAPA Y EL TERRITORIO
Un grupo de geógrafos trazaron un mapa de una región. Pero no se dieron por satisfechos y fueron creando otro y otro y otro, cada vez mayores a fin de conseguir mayor exactitud de representación. Hasta que llegaron a dibujar un mapa tan grande como el propio territorio. Pero entonces descubrieron que no podían extenderlo para consultarlo porque cubría enteramente la región.

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