viernes, 24 de octubre de 2008

DISCERNIR LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS


Evangelio según San Lucas 12,54-59.

Dijo también a la multitud: "Cuando veais que una nube se levanta en occidente, vosotros decís en seguida que va a llover, y así sucede. Y cuando sopla viento del sur, decís que hará calor, y así sucede. ¡Hipócritas! Vosotros sabeis discernir el aspecto de la tierra y del cielo; ¿cómo entonces no sabeis discernir el tiempo presente? ¿Por qué no juzgais vosotros mismos lo que es justo? Cuando vas con tu adversario a presentarte ante el magistrado, trata de llegar a un acuerdo con él en el camino, no sea que el adversario te lleve ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y este te ponga en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo".

Concilio Vaticano IIDecreto sobre el ecumenismo, 4
Discernir los signos de los tiempos
Hoy, en muchas partes del mundo, por inspiración del Es¬píritu Santo, se hacen muchos intentos con la oración, la palabra y la acción para llegar a aquella plenitud de unidad que quiere Jesucristo. Este Sacrosanto Concilio exhorta a todos los fieles católicos a que, reconociendo los signos de los tiempos, cooperen diligentemente en la empresa ecuménica. "Por movimiento ecuménico" se entiende el conjunto de activi¬dades y de empresas que, conforme a las distintas necesidades de la Iglesia y a las circunstancias de los tiempos, se suscitan y se ordenan a favorecer la unidad de los cristianos. Tales son, en primer lugar, todos los intentos de eliminar palabras, juicios y actos que no sean conformes, según justicia y verdad, a la condición de los hermanos separados, y que, ¬por tanto, pueden hacer más difíciles las mutuas relaciones en ellos; en segundo lugar, "el diálogo" entablado entre peritos y técnicos en reuniones de cristianos de las diversas Iglesias o comunidades, ¬y celebradas en espíritu religioso. En este diálogo expone cada uno, por su parte, con toda profundidad la doctrina de su comunión, presentado claramente los caracteres de la misma. Por medio de este diálogo, todos adquieren un conocimiento más auténtico y un aprecio más justo de la doctrina y de la¬ vida de cada comunión; en tercer lugar, las diversas comuniones consi¬guen una más amplia colaboración en todas las obligaciones exigi¬das por toda conciencia cristiana en orden al bien común y, en cuanto es posible, participan en la oración unánime. Todos, final¬mente, examinan su fidelidad a la voluntad de Cristo con relación a la Iglesia y, como es debido, emprenden animosos la obra de renova¬ción y de reforma.Todo esto, realizado prudente y pacientemente por los fieles de la Iglesia católica, bajo la vigilancia de los pastores, conduce al bien de la equidad y de la verdad, de la concordia y de la colaboración, del amor fraterno y de la unión; para que poco a poco por esta vía, superados todos los obstáculos que impiden la perfecta comunión eclesiástica, todos los cristianos se congreguen en una única celebración de la Eucaristía, en orden a la unidad de la una y única Iglesia.

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