martes, 26 de agosto de 2008

ANTE MI PROPIA NADA













ANTE MI PROPIA NADA Y EL FRACASO
El camino hacia Dios pasa siempre por la experiencia de la propia nada. En el momento en que ya no puedo más, cuando todo se me ha ido de las manos y lo único cierto que me queda es la constatación de mi fracaso, es precisamente entonces el momento en que ya no tengo otro remedio que el de rendirme y ponerme en las manos de Dios, abrir bien mis manos y presentarlas bien abiertas ante Él.La experiencia de Dios no llega nunca como recompensa a nuestro esfuerzo; es la respuesta de Dios al reconocimiento y confesión de la impotencia del hombre. La meta de todo camino espiritual es llegar a ponerse en manos de Dios…La gracia de Dios no destruye la naturaleza del hombre sino que edifica sobre ella y la perfecciona. Puede ser también operativa sobre el yo, llevándole al punto cero de sus profundidades…Ante nuestras fallas y fracaso, solemos condenarnos y o cerrar los ojos. Mucho mejor sería tomar atentamente en la mano los fragmentos de nuesta vida porque todavía es posible formar una nueva figura. Muchos tienen la impresión de encontrarse sentados en medio de la vida como ante un montón de escrombros y reaccionan de manera pasiva. Pero lo sfragmentos pueden unirse de nuevo. Tal vez la figura anterior tenía la “piel demasiado estrecha” y tuvo que reventar.El fracaso puede ofrecer una nueva oportunidad. Generalmente se aprende más de los fracasos que de los éxitos. Una vida de éxitos es, según C. G. Jung, el peor enemigo de la transformación. Por los fracasos y las debilidades se llega a la conclusión de que solamente Dios puede edificar su casa, la casa de su gloria, con los escombros de nuestra vida…Es Dios quien me trasforma, el que me abre a Él por mis fracasos y oscuridades, por mis errores y decepciones, para que cese al fin de mezclar a Dios con mis virtudes y me entregue definitivamente a Él. Ahí encuentro al verdadero Dios, al Dios que me acoge para que viva… “Recíbeme, Señor, según tu palabra y no permitas que se frustren mis ardientes deseos de Ti”.-

José Antonio Sha

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