viernes, 5 de junio de 2009

MADUREZ HUMANA Y ESPIRITUAL


Son muchos los libros publicados por Anselm Grün que intentan ayudar al lector a combinar el deseo de espiritualidad con el desarrollo personal, dos elementos que han de marchar siempre juntos. Cuando hablamos de madurez, hablamos de crecimiento, de frutos, de alcanzar una plenitud. Esa maduración por tanto tiene que ver conmigo, pero también con los otros, pues el fruto es pleno cuando alguien disfruta de él. Sin embargo, cuando hablamos de espiritualidad se ha pensado a menudo en "piedad", es decir, rezar muchas oraciones, cumplir muchos preceptos, pero esa piedad ha podido convivir con una gran inmadurez. Anselm Grün nos recuerda que los Padres del Desierto siempre relacionaron ambas cosas: madurez humana y madurez espiritual; por eso ha querido retomar este aspecto en su libro "SER EN PLENITUD. El poder de una fe madura", publicado por Sal Terrae, en el año 2007. En ese libro Grün apunta:


"Llegar a madurar en sentido espiritual significa que uno hace realidad la imagen única que Dios se ha formado de él. Este concepto espiritual de madurez se fundamenta en una imagen del ser humano muy precisa. Cada persona -afirma Romano Guardini- es una palabra única que Dios pronuncia únicamente sobre ella. Y nuestra tarea consiste en hacer posible que se escuche a través de nuestra vida en este mundo esa palabra singular que Dios nos ha dirigido a cada uno de nosotros personalmente. Cada ser humano puede expresar con su vida algo de Dios que sólo a través de él puede llegar a explicarse. Cuando entro en contacto con mi palabra originaria, estoy en armonía, entro en contacto con mi verdadero yo, con la imagen originaria y no falseada de Dios en mí.

Puedo expresar también esta unicidad del ser humano con otra imagen: cada persona, con su propia vida, imprime en este mundo una huella que sólo ella puede imprimir. Es madura la persona que imprime en este mundo la huella más personal de su vida, en lugar de limitarse a seguir las huellas de los demás".


Según señalan algunos capítulos de este libro, el desafío es vivir la propia vida, y la meta, llegar a ser una persona completa; sin embargo para ello encontramos algunos obstáculos:

1-El miedo al mundo y Dios como una droga.

2- Reprimir los impulsos y el deseo de ser perfecto.

3- Mantenernos presos de las imágenes.


Grün desarrolla algunas ideas que contribuyen a nuestra transformación, y en particular ofrece algunos recursos especificamente cristianos.


Texto tomado del Blog AMIGOS DE THOMAS MERTON
de M. Valls

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