miércoles, 5 de noviembre de 2008

SEMILLAS



La mujer caminaba por un centro comercial cuando se fijó en el cartel: una nueva floristería. Al entrar, se llevó un susto: no vio ninguna maceta, ningún ramo, ninguna cesta, pero era Dios en persona quien atendía en el mostrador.
-Puedes pedirme lo que quieras –dijo Dios.
-Quiero ser feliz. Quiero paz, dinero, facilidad para hacerme entender. Quiero ir al cielo cuando muera. Y quiero que todo esto se conceda también a mis amigos.
Dios se dio la vuelta y abrió algunos botes que estaban en el estante, sacó de dentro algunos granos, y le extendió la mano a la mujer.
-Aquí tienes las semillas –dijo. –Comienza por plantarlas, que aquí no tenemos los frutos. Ahora te toca a ti regarlas, cuidarlas cada día, todos los días, con tenaz perseverancia, los días buenos y malos, cuando tengas ganas y cuando no. Esa es tu responsabilidad desde tu libertad.

No hay comentarios: