martes, 11 de noviembre de 2008

FORTALEZA


La fortaleza no consiste en emplear mucho tiempo en conocer el mal y controlarlo. Lo importante es hacer el bien.
Mas vale encender una pequeña luz que combatir la oscuridad.

La fortaleza no ha de servir para combatir el mal -uno se convierte en aquello que combate y se libera de lo que ama- sino en fomentar el bien, con toda tu inteligencia, con todo tu corazón, con toda tu voluntad.

La Fortaleza nace del compromiso firme que establecemos para vivir el amor, sabiendo que somos débiles por nosotros mismos. Y fuertes en Cristo y con Cristo.

Antes morir que hacer el mal. Antes morir que ser infiel. Fortaleza suprema.

No existe fortaleza sin la humildad para reconocer que con tus solas fuerzas no puedes. La fortaleza es un don que se concede a los humildes y limpios de corazón.

No olvides que la auténtica fortaleza tiene su origen en el Creador.

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