jueves, 20 de noviembre de 2008

ELOGIO DE LA TERNURA


A veces da miedo usar demasiado esa palabra. Porque es palabra poderosa y llena de significado y fuerza. Evoca casa, caricia, encuentro, delicadeza, amor. Responde a incertidumbres, disipa soledades, expresa afectos. Por eso es mejor no gastarla. Quizás sea mejor no pronunciarla demasiado, aunque, eso sí, vivirla siempre que se pueda. No reducirla a un puro gesto, sino cargarla con toda la fuerza que tiene. La fuerza de las entrañas que se estremecen y vibran con las historias compartidas, con las heridas del prójimo que espera sanación, con el abrazo que es refugio y llegada.

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