viernes, 20 de abril de 2012

HACER EL BIEN



Es curioso que cuando buscas el amor y la felicidad, éstos te eluden, pero cuando te conviertes en ellos, están ahí precisamente contigo. Es formidable apreciar a todas las personas que se te acerquen, sean quienes sean, tengan las costumbres que tengan; vale la pena hacer el bien a quien se te acerque. Es una oportunidad de ayuda que no debes despreciar.
Fíjate bien y verás cómo tu propia familia se te acerca con frecuencia y tendrás las oportunidades rodeándote continuamente ya que siempre alguien se te acercará porque necesita algo de ti.
Si está en ti la posibilidad de ayudar, haz el bien y sigue tu camino y después observa qué te sucede y lo creas o no, no pasará mucho tiempo para que algo mágico te suceda a ti.
Tienes un talento dentro de ti, ten la certeza. Si crees erróneamente que no tienes ninguno, es que no te has dedicado concienzúdamente a buscarlo, a conocerte, o bien, cabe la posibilidad de que estés encaprichado con poseer un talento que realmente no tienes, y así estás dejando de lado uno que sí tienes, y al que no le has hecho caso. Piénsalo.
No importa el talento que tengas, sea el que sea, úsalo cuanto antes para hacer el bien y veras como tu vida cambiará. Espérate envidias y personas que te quieran derribar, haciendo hasta lo indecible por dañarte pero eso es normal y confirmará rotundamente que estás brillando. Ésa es una innegable señal de que los demás te empiezan a ver muy alto. Felicítate cuando lo vivas.
Cuando uno hace el bien, algo se transforma dentro de uno mismo, se altera profundamente nuestra identidad y, con ella, nuestra visión universal. Si decides transformarte en un ser que hace el bien, te recomiendo que con cierta regularidad preguntes que ves en los demás, sobre todo a las personas que tú percibes como buenas; ya que tu percepción puede estar alterada por tu identidad de bondad.
Escucha con atención la opinión de los demás, te podrás ahorrar muchos descalabros. Si encuentras en tu camino a gente con un corazón y mente inundados de maldad, los cuales indudablemente existen, envíales tu bendición y hazte a un lado, sigue tu camino de bondad muy lejos del de ellos. La Gente mala se puede disfrazar de amigos o socios, aparentemente gente buena, pero ten cuidado porque si les ayudas cabe la posibilidad de que sólo estés criando cuervos que luego intentarán sacarte los ojos.
Todos podemos hacer el bien, pero hacerlo usando nuestro mayor talento te coloca en una dimensión de extraordinaria ayuda, te hace líder en tu campo, te hará brillar a tal grado que iluminarás el camino de otras personas. Fluye haciendo el bien. Lo mejor te sucederá. Las personas que estorbaban tu camino desaparecerán como por arte de magia, tu familia se transformará en una fuente inagotable de paz y energía, aparecerán verdaderos amigos y la mujer o el hombre de tu vida llegarán a compartir tu camino como una noble misión de vida de pareja. Es indescriptible la emoción que puedes sentir viviendo así. Gozarás más todo, desde una bebida hasta una película o un buen libro, sin olvidar lo formidable de una charla.
La alegría de hacer el bien está en sembrar en todo momento, no en recoger.

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