jueves, 28 de mayo de 2009

MIEDOS Y COMPULSIONES

Las compulsiones son programas mentales y emocionales inconscientes que nos llevan a conductas repetitivas con las que se intenta escapar de los miedos.
En las primeras etapas de la vida es posible que en los procesos de interacción con los padres y educadores se nos causaran algunas heridas. Las típicas expresiones compulsivas son la respuesta a esos miedos.
Des este modo te pudiste convertir en un perfeccionista para evitar no ser amado, comprendido, valorado, condenado. Y desde esa compulsión no puedes evitar ser condenado, ya que alguien perfeccionista y exigente en extremo es desesperante.
Otra compulsión consiste en ser demasiado servicial, para alejar el temor de no ser querido, y finalmente provocar el rechazo de las personas. O ser tu el que rechazas ya que como vas de redentor puedes terminar en víctima. La búsqueda desmedida del éxito y de la imagen pretende minimizar el miedo al fracaso, pero la imagen y los logros se derrumban finalmente.
Mostrarse como alguien super-especial nace del temor a no ser comprendido y por eso precisamente nadie lo entiende.
Otro tipo de compulsión consiste en acaparar conocimientos coleccionar cosas, sobre todo libros, de modo incontrolado, para evitar los temores de un vacío insaciable, que termina en una tremenda soledad afectiva.
Otra compulsión es apegarse a la ley, a una figura de autoridad, a un gurú, al grupo, A LA NORMA, por temor a ser abandonado, relegado. Ese apego excesivo puede provocar rechazo.
Otra es buscar reiteradamente lo fácil, lo inmediato, el placer, para alejar el sufrimiento y el dolor.
La compulsión del poder, del dominio, a veces esconde el miedo a la debilidad, a mostrar el corazón y la parte sensible. Más tarde se viene abajo la aparente fortaleza.
Otros buscan lograr la concordia y la paz a toda costa, para evitar el miedo al conflicto. No tomar decisiones y no confrontar los problemas genera situaciones así mismo conflictivas de difícil solución.
Desde la compulsión podemos generar una imagen de Dios distorsionada, falsa. No el Dios que Jesús nos ha mostrado. Una imagen que nos puede atormentar, atar, hacer sufrir, en vez de ser fuente de paz, alegría, libertad, etc…Vamos a poner un ejemplo:

El dios perfeccionista, que tan solo premia a los “perfectos”. Un dios a quien se trata de comprar por acciones y logros, un díos a quien se pretende manipular con conocimientos o fórmulas esotéricas – muy a tono con algunas presentaciones New Age-. Un dios que es juez por antonomasia cuyo principal campo de supervisión es lo sexual.

El proceso de crecer y madurar para iniciarnos en la vida espiritual necesita de de gran limpieza interior de nuestras compulsiones: hay que curar las heridas que la vida nos ha dejado con la ayuda del ESPÍRITU
El miedo, la culpa, la rabia, hay que eliminarlas para poder ser solidarios, para poder AMAR.

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