Juan 15, 9-11
Como el Padre me amó, también yo os he amado. Permaneced en mi amor.
Si cumplís mis mandamientos, permanecereis en mi amor, como yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he dicho esto para que mi alegría sea la vuestra, y esa alegría sea perfecta.
Leer el comentario del Evangelio por :
Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad
Jesús, La Palabra para ser hablada, c. 12
«Os he dicho esto para que...reboséis de alegría»
La alegría es una necesidad y una fuerza para nosotros, también psíquicamente. Una hermana que cultiva el espíritu de alegría siente menos la fatiga y está cada día dispuesta a hacer el bien. Una hermana rebosante de alegría predica sin predicar. Una hermana alegre es como el rayo de sol del amor de Dios, la esperanza de la alegría eterna, la llama de un amor ardiente.
La alegría es una de las mejores garantías contra la tentación. El diablo es portador de temor y barro, toda ocasión para lanzárnoslo es buena para él. Un corazón alegre sabe cómo se ha de proteger.
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