miércoles, 15 de diciembre de 2010

APRENDER A DISCERNIR


APRENDER A DISCERNIR

“¡Cuánto nos cuesta Señor,

descubrir por dónde pasa tu voluntad

en muchas ocasiones de nuestra vida!

¿Cómo ser fiel a tu Palabra,

a tu práctica, a tu ejemplo?

¿Cómo actualizar hoy tu mensaje

en las situaciones y

frente a los problemas de nuestros días?

¿Cómo hacer real,

viva y visible,

una sociedad nueva y distinta?

Aquí, en medio de las injusticias

que nos rebelan a diario

y que a veces nos hacen crujir

la esperanza de la utopía del Reino.

Ayúdanos Maestro

a seguirte en tu cauce.

Ayúdanos a reflejar hoy,

en nuestras vidas,

lo que Vos nos mostraste con tu vida.

Ayúdanos a creer

contra toda incredulidad,

ayúdanos a actuar

frente a toda inmovilidad,

ayúdanos a esperar siempre

frente al escepticismo creciente,

ayúdanos a dar la vida

y perderla por el Evangelio

frente al leif motiv de nuestra sociedad

que nos grita:

¡salvase quien pueda!

Queremos Jesús

seguir tus pasos.

Poner a Dios en su lugar,

arriba de todo.

<>

y liberarlo de todos los prejuicios

y preconceptos

que le fuimos <>

hasta tapar su rostro verdadero.

Santificar su Nombre

como a diario rezamos

en el Padrenuestro.

Lo decimos y no nos ponemos a pensar

cómo hacer Santo el nombre

y la presencia de Dios

en torno a un mundo

que al condenar injustamente

a la muerte en vida a grandes mayorías,

profana ese nombre de Dios.

Lo pisotea en cada niño hambriento,

sin educación,

ni salud,

ni vida digna.

Colocar a Dios por encima de todo

y colaborar en su reinado

implica, como Vos, Jesús,

gastar la vida en bien y beneficio del otro

empezando por los más débiles

y marginados de esta sociedad opulenta

que ya ni migajas deja

para la multitud de Lázaros

que claman justicia y dignidad.

Queremos Jesús

seguir tus pasos.

Ayúdanos a descubrir

al Dios que se hace menor,

se empequeñece,

se hace insignificante

y revela su presencia

entre los más pobres y afligidos.

Ayúdanos a no escandalizarnos

por encontrarte

no donde creíamos que estabas

sino donde precariamente pasas la vida

sufriendo y compartiendo

los dolores de un pueblo

que camina un largo Vía Crucis.

Ayúdanos a no darte vuelta la cara

como hicieron el sacerdote y el levita

en la parábola que tanto conocemos

y tanto más nos cuesta vivir.

Ayúdanos a contemplarte

y reconocerte

tan vivo y presente

en medio de los pobres,

volviendo a armar el pesebre

de esperanza y vida nueva prometida.

Queremos Jesús

seguir tus pasos.

Queremos aprender

cómo discernir la voluntad del Padre.

Queremos aprender

cómo tenemos que vivir

para que nuestras palabras,

nuestras acciones,

nuestros compromisos,

nuestras luchas

y nuestras opciones

muestren y revelen

al mismo Dios que Vos serviste

y por el cual diste la vida.

Discernir es, ante todo,

cómo corresponder al Dios de la Vida,

cómo actuar para que su presencia

se haga explícita y renueve la sociedad.

Discernir es estar dispuesto al conflicto

que supone ser fiel a Dios

en la construcción del Reino.

No es fácil ser discípulo

y Vos, Jesús, lo anunciaste muchas veces:

<

en mi nombre…>>.

Quien se toma en serio el Evangelio

que se haga cargo de su cruz.

La cruz del rechazo, de la incomprensión,

de la mentira, de la persecución

y hasta de la entrega de la propia vida.

Discernir es también estar dispuesto

a pasar por las consecuencias

de un buen discernimiento.

Queremos seguir tus pasos, Señor,

ayúdanos a discernir según tu Espíritu

para vivir de acuerdo con tu práctica liberadora

y así ser fieles al Padre Bueno

construyendo con gestos y hechos

su voluntad del Reino”.

(Marcelo A. Murúa).

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