APRENDER A DISCERNIR
“¡Cuánto nos cuesta Señor,
descubrir por dónde pasa tu voluntad
en muchas ocasiones de nuestra vida!
¿Cómo ser fiel a tu Palabra,
a tu práctica, a tu ejemplo?
¿Cómo actualizar hoy tu mensaje
en las situaciones y
frente a los problemas de nuestros días?
¿Cómo hacer real,
viva y visible,
una sociedad nueva y distinta?
Aquí, en medio de las injusticias
que nos rebelan a diario
y que a veces nos hacen crujir
la esperanza de la utopía del Reino.
Ayúdanos Maestro
a seguirte en tu cauce.
Ayúdanos a reflejar hoy,
en nuestras vidas,
lo que Vos nos mostraste con tu vida.
Ayúdanos a creer
contra toda incredulidad,
ayúdanos a actuar
frente a toda inmovilidad,
ayúdanos a esperar siempre
frente al escepticismo creciente,
ayúdanos a dar la vida
y perderla por el Evangelio
frente al leif motiv de nuestra sociedad
que nos grita:
¡salvase quien pueda!
Queremos Jesús
seguir tus pasos.
Poner a Dios en su lugar,
arriba de todo.
<>
y liberarlo de todos los prejuicios
y preconceptos
que le fuimos <>
hasta tapar su rostro verdadero.
Santificar su Nombre
como a diario rezamos
en el Padrenuestro.
Lo decimos y no nos ponemos a pensar
cómo hacer Santo el nombre
y la presencia de Dios
en torno a un mundo
que al condenar injustamente
a la muerte en vida a grandes mayorías,
profana ese nombre de Dios.
Lo pisotea en cada niño hambriento,
sin educación,
ni salud,
ni vida digna.
Colocar a Dios por encima de todo
y colaborar en su reinado
implica, como Vos, Jesús,
gastar la vida en bien y beneficio del otro
empezando por los más débiles
y marginados de esta sociedad opulenta
que ya ni migajas deja
para la multitud de Lázaros
que claman justicia y dignidad.
Queremos Jesús
seguir tus pasos.
Ayúdanos a descubrir
al Dios que se hace menor,
se empequeñece,
se hace insignificante
y revela su presencia
entre los más pobres y afligidos.
Ayúdanos a no escandalizarnos
por encontrarte
no donde creíamos que estabas
sino donde precariamente pasas la vida
sufriendo y compartiendo
los dolores de un pueblo
que camina un largo Vía Crucis.
Ayúdanos a no darte vuelta la cara
como hicieron el sacerdote y el levita
en la parábola que tanto conocemos
y tanto más nos cuesta vivir.
Ayúdanos a contemplarte
y reconocerte
tan vivo y presente
en medio de los pobres,
volviendo a armar el pesebre
de esperanza y vida nueva prometida.
Queremos Jesús
seguir tus pasos.
Queremos aprender
cómo discernir la voluntad del Padre.
Queremos aprender
cómo tenemos que vivir
para que nuestras palabras,
nuestras acciones,
nuestros compromisos,
nuestras luchas
y nuestras opciones
muestren y revelen
al mismo Dios que Vos serviste
y por el cual diste la vida.
Discernir es, ante todo,
cómo corresponder al Dios de la Vida,
cómo actuar para que su presencia
se haga explícita y renueve la sociedad.
Discernir es estar dispuesto al conflicto
que supone ser fiel a Dios
en la construcción del Reino.
No es fácil ser discípulo
y Vos, Jesús, lo anunciaste muchas veces:
<
en mi nombre…>>.
Quien se toma en serio el Evangelio
que se haga cargo de su cruz.
La cruz del rechazo, de la incomprensión,
de la mentira, de la persecución
y hasta de la entrega de la propia vida.
Discernir es también estar dispuesto
a pasar por las consecuencias
de un buen discernimiento.
Queremos seguir tus pasos, Señor,
ayúdanos a discernir según tu Espíritu
para vivir de acuerdo con tu práctica liberadora
y así ser fieles al Padre Bueno
construyendo con gestos y hechos
su voluntad del Reino”.
(Marcelo A. Murúa).
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