viernes, 27 de marzo de 2009

SIDA Y PRESERVATIVO, UNA POLEMICA TRASNOCHADA


«No se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos». Esta frase de Benedicto XVI, evidente para cualquier médico o experto en la lucha contra el sida, pronunciada en respuesta a la pregunta de un periodista, a bordo del avión que le llevó el 17 de marzo a Camerún, desencadenó una trasnochada polémica promovida por periodistas y representantes políticos.El pecado original de los comunicadores estuvo, como de costumbre, en tergiversar unas palabras del Papa y censurar otras. Si hubieran ofrecido todas sus declaraciones, el gran público hubiera descubierto que el Papa ofrece una respuesta global al sida, que, por otra parte, es la única que hasta ahora ha dado resultados en la lucha contra el virus. «La solución puede encontrarse sólo en un doble empeño -afirmó-: el primero, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humana que traiga consigo una nueva forma de comportarse uno con el otro; y segundo, una verdadera amistad también y, sobre todo hacia las personas que sufren, la disponibilidad incluso con sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren».Las estadísticas dan la razón al Papa. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), relativos al período que va de 1991 a 2001, aquellos países en los que se ha promovido un acercamiento educativo-global a la lucha contra el sida, el número de los afectados ha disminuido. Es lo que ha sucedido en Uganda, Burundi y República Democrática del Congo. Sin embargo, en los países africanos en los que las campañas de lucha contra el sida se centraron sobre todo y casi únicamente en la distribución de preservativos, los resultados han sido dramáticos, comenzando por Botswana y siguiendo por Suazilandia, Lesoto, Namibia y Zimbawe. Quizá no sea casualidad el que los católicos en los primeros casos tengan una cierta mayoría, mientras que en los segundos sean una exigua minoría.

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