Texto del Evangelio (Mt 9,9-13): En aquel
tiempo, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de
impuestos, y le dice: «Sígueme» (…). Los fariseos decían a los discípulos:
«¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?». Mas Él, al oírlo,
dijo: «(…) No he venido a llamar a
justos, sino a pecadores».
La nueva evangelización: renovación de la Iglesia
Hoy contemplamos el amor misericordioso de
Dios: compadeciendo nuestra debilidad, ha venido para "llamarnos" y
"llevarnos" a su Amor. La Iglesia, abrazando en su seno a los
pecadores, es a la vez santa y siempre
necesitada de purificación, y busca
sin cesar la conversión. Esta
renovación forma parte de la "nueva evangelización". Ultimamente, la
celebración del Jubileo del 2000, la convocatoria del "Año de la fe" constituyen una invitación a una auténtica
conversión al Señor.
La fe debe plasmarse en obras de amor. La renovación de la Iglesia pasa también a través del
testimonio ofrecido por la vida de los creyentes: con su misma existencia en el
mundo, los cristianos están llamados a hacer resplandecer la Palabra de verdad
que el Señor Jesús nos dejó.
—Por la fe, la vida nueva del bautizado
configura la entera existencia humana en la novedad radical de la resurrección.
La fe que actúa por el amor se convierte
en un nuevo criterio de pensamiento y de acción que cambia la vida del hombre.
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