Jesús Bastante, 02 de septiembre de 2012 a las 09:39
"La Iglesia debe seguir un cambio radical, empezando por el Papa y los
obispos"
"Los escándalos
de pederastia nos empujan a emprender un camino de conversión"
Al menos podríamos buscar hombres que sean libres y más cercanos al
prójimo. Como lo fueron el obispo Romero y los mártires jesuitas de El Salvador
Sentía que su voz se apagaba, que su luz
menguaba. Y el cardenal Carlo María Martini quiso despedirse. Y lo hizo
concediendo una última entrevista a Il Corriere della Sera.
En la misma, el jesuita afirma que "la Iglesia debe reconocer los
errores propios y debe seguir un cambio radical, empezando por el Papa y los
obispos".
El párkinson que lo venía martirizando
desde hacía años apenas lo dejaba hablar, pero "el cardenal del
diálogo", como lo llaman los medios italianos, se las arreglaba para
hacerse entender con la ayuda de don Damiano, su asistente. La entrevista Tuvo
lugar el pasado 8 de agosto, concedida al también jesuita Georg Sporschill.
"Una suerte de testamento espiritual", declara éste.
El cardenal no elude ninguna pregunta.
Ve a la Iglesia cansada, sin vocaciones, atrapada por la burocracia, enganchada
al bienestar: "Nuestros rituales y nuestros vestidos son pomposos".
Llega a comparar la situación de la Iglesia con la de aquel joven rico que se
marcha triste cuando Jesús lo llama para que se convierta en su discípulo.
"Sé que no podemos desprendernos de todo con facilidad, pero al menos
podríamos buscar hombres que sean libres y más cercanos al prójimo. Como lo
fueron el obispo Romero y los mártires jesuitas de El Salvador. ¿Dónde están
entre nosotros los héroes en los que inspirarnos...?".
Unas semanas antes de morir, Martini
reconoce que la Iglesia está anticuada. "En la Europa del bienestar y
en América, la Iglesia está cansada". Y le receta tres instrumentos para salir del
agotamiento. "El primero es la conversión. Debe reconocer los propios
errores. Los escándalos de pederastia nos empujan a emprender un camino de
conversión. Las preguntas sobre la sexualidad y sobre todos los asuntos que
competen al cuerpo son un ejemplo. Debemos preguntarnos si la gente escucha
todavía los consejos de la Iglesia en materia sexual. ¿La Iglesia es
todavía una autoridad de referencia o solo una caricatura en los medios?".
El segundo y el tercer consejo es recuperar la palabra de Dios y los
sacramentos como una ayuda y no como un castigo. "¿Llevamos los
sacramentos a los hombres que necesitan una nueva fuerza?".
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