LOS LIMITES DEL PERDON
Editorial: Paidós Contextos
Año: 2008
Pags.:203
El perdón es uno de los clamores evangélicos que más nos cuestionan y remueven por dentro. Esta obra, impresionante en su sencillez y claridad, nos hace entrar de lleno en una realidad antropológica que conecta y desborda a la vez religiones, fronteras y esquemas. Un día, mientras estaba recluido en un campo de concentración alemán, Simon Wiesenthal fue conducido desde su puesto de trabajo hasta el lecho de un miembro de las SS que estaba a punto de morir. Atormentado por los crímenes en los que había participado, el soldado quería “confesarse” y obtener la absolución precisamente de manos de un judío. Este extraño encuentro en medio de las condiciones de inframundo de un lager nazi y el dilema moral que produjo a Wiesenthal nos son narrados en la primera parte del libro, que se titula “El girasol”. Veinticinco años después, el superviviente Wiesenthal preguntó a un grupo de famosos intelectuales qué hubieran hecho en su lugar, lo que desencadenó una excepcional serie de respuestas sobre la posibilidad y los límites del perdón: ¿podemos y debemos perdonar al criminal arrepentido? ¿Podemos perdonar los crímenes cometidos contra los demás? ¿Cuál es la deuda que tenemos con las víctimas? La segunda parte del libro, “el Simposio”, incluye 46 respuestas aportadas por teólogos, líderes políticos, escritores, juristas, psiquiatras, activistas pro derechos humanos, supervivientes del Holocausto y testigos de los genocidios de Bosnia, Camboya, China y Tibet. Sus respuestas reflejan a la perfección sus diferentes doctrinas (judía, católica, budista, musulmana, secular y agnóstica) y nos recuerdan que la pregunta que Wiesenthal les planteó nunca podrá limitarse a los acontecimientos del pasado. “Me mantuve en silencio mientras un joven nazi, en su lecho de muerte, me pidió que fuera su confesor. Y luego, cuando conocí a su madre, de nuevo preferí guardar silencio a desilusionarla respecto a la bondad natural de su hijo ¿Cuántos de ellos mantuvieron silencio mientras veían pasar a hombres, mujeres y niños judíos camino de los mataderos que infestaban Europa? […] El meollo del asunto es, por supuesto la cuestión del perdón. El olvido es algo que sólo depende del tiempo, pero el perdón es un acto de volición, y sólo el que ha sufrido está cualificado para tomar esa decisión”.
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