miércoles, 30 de enero de 2013

UN GRAN JUGADOR




Un muchacho vivía sólo con su padre. Ambos tenían una relación extraordinaria y muy especial. El joven pertenecía al equipo de fútbol americano de su colegio. Usualmente no tenía la oportunidad de jugar, bueno, casi nunca. Sin embargo su padre permanecía siempre en las gradas haciéndole compañía.
El joven era el más bajo de la clase cuando comenzó la secundaria e insistía en participar en el equipo de fútbol del colegio. Su padre siempre le daba orientación y le explicaba claramente que "él no tenía que jugar fútbol si no lo deseaba en realidad". Pero el joven amaba el fútbol, no faltaba a una práctica ni a un juego, estaba decidido en dar lo mejor de sí, ¡se sentía felizmente comprometido con el deporte!
Durante su vida en secundaria, lo recordaron como el "calentador de banco", debido a que siempre permanecía sentado. Su padre, con su espíritu de luchador, siempre estaba en las gradas, dándole compañía, palabras de aliento y el mejor apoyo que hijo alguno podría esperar.
Cuando comenzó la Universidad, intentó entrar al equipo de fútbol; todos estaban seguros que no lo lograría. Contra todos los pronósticos, entró al equipo.  El entrenador le dio la noticia, admitiendo que lo había aceptado además por como él demostraba entregar su corazón y su alma en cada una de las prácticas y al mismo tiempo le daba a los demás miembros del equipo el entusiasmo y energía.  
La noticia llenó por completo su corazón; entonces, corrió al teléfono más cercano y llamó a su padre, quien compartió con él la emoción. El hijo enviaba al padre en cada temporada, todas las entradas para que asistiera a los juegos de la Universidad.
El joven atleta era muy persistente, nunca faltó a una práctica ni a un juego durante los 4 años de la Universidad, ¡y eso que nunca tuvo la chance de participar en algún juego!
Era el final de la temporada, y justo unos minutos antes que comenzara el primer juego de las  eliminatorias, el entrenador le entregó un telegrama. El joven lo tomó y luego de leerlo, casi murió en el silencio...  Tragó saliva muy fuertemente, y, temblando,  le dijo al entrenador:
- "Mi padre murió esta mañana, ¿Hay algún problema si hoy falto al juego?".
El entrenador le abrazó y le dijo "Toma el resto de la semana libre, hijo.  Y no se te ocurra venir el sábado".
Llegó el sábado, y el juego no estaba muy bien. En el tercer cuarto, cuando el equipo tenía 10 puntos de desventaja, el joven entró al vestuario y calladamente se colocó el uniforme y corrió hacia donde estaba el entrenador y su equipo, quienes estaban impresionados de ver a su luchador compañero de regreso.

- "Entrenador por favor, permítame jugar... Yo tengo que jugar hoy", imploró el joven.
El entrenador pretendió no escucharle. De ninguna manera el podía permitir que su peor jugador entrara en el cierre de las eliminatorias. Pero el joven insistió tanto, que finalmente el entrenador sintiendo lástima lo aceptó:
- "Bueno hijo, puedes entrar, el campo es todo tuyo".
Minutos después el entrenador, el equipo y el público, no podían creer lo que estaban viendo. El pequeño desconocido, que nunca había participado en un juego, estaba haciendo todo brillantemente, nadie podía detenerlo en el campo, corría fácilmente como toda una estrella.
Su equipo comenzó a ganar, hasta que empató el juego. En los segundos de cierre el muchacho interceptó un pase y corrió todo el campo hasta ganar con un touchdown. La gente que estaba en las gradas gritaba emocionadas, y su equipo lo llevó cargado por todo el campo.
Finalmente, cuando todo terminó, el entrenador notó que el joven estaba sentado calladamente y sólo en una esquina, se acercó y le dijo:
- "Muchacho, ¡no puedo creerlo!, ¡estuviste fantástico! Dime... ¿cómo lo lograste?
El joven miró al entrenador y le dijo: 
- "Usted sabe que mi padre murió... pero ¿sabía que mi padre era ciego?  
El joven hizo una pausa y trató de sonreír...
- "Mi padre asistió a todos mis juegos, pero hoy era la primera vez que él podía verme jugar. Y yo quise mostrarle que sí podía hacerlo".

viernes, 25 de enero de 2013

UN LIBRO PARA LÍDERES



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LA DIETA INTERIOR

ALEXANDER HAVARD
Humildad y magnanimidad.  
Ambas palabras, además, gozan de un extraordinario poder emocional y existencial: van directas al corazón, porque personifican un ideal de vida: la grandeza y el servicio. El liderazgo reconoce, asimila y da a conocer la verdad sobre el hombre.
Rústica
2012
Rialp Ediciones | www.rialp.com

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ALEXANDER HAVARD

París | Francia |  Fundador del Havard Virtuous Leadership Institute (www.hvli.org), nació en París y se licenció en Derecho. Allí trabajó como abogado, y luego en Estrasburgo y Helsinki. Actualmente vive en Moscú, donde imparte seminarios sobre virtudes en el liderazgo, tanto a ejecutivos como a estudiantes universitarios. Su libro Virtuous Leadership (New York, 2007) se ha traducido ya a trece idiomas, entre ellos el chino, el francés, el ruso y el español.

UN LIBRO IMPRESCINDIBLE

Jaime Balmes
¿De qué sirve discurrir con sutileza, o con profundidad aparente, si el pensamiento no está conforme con la realidad? Un sencillo labrador, un modesto artesano, que conocen bien los objetos de su profesión, piensan y hablan mejor sobre ellos que un presuntuoso filósofo que en encumbrados conceptos y altisonantes palabras quiere darles lecciones sobre lo que no entiende.


Imprescindible en cualquier biblioteca, este ha libro ha enseñado a pensar a generaciones enteras de españoles desde 1845.
Editorial VITA BREVIS

miércoles, 23 de enero de 2013

QUE NO NOS FRENE EL TEMOR.





No es fácil dar algunos pasos. No es fácil tomar decisiones, arriesgar al elegir unos caminos… Asusta meter la pata, equivocarse, perder unas oportunidades por tirar por unos caminos y no por otros. Y esto ocurre en algunas dimensiones cotidianas (hacer un plan con los amigos, gastar dinero en esto o en esto otro…); y ocurre en cuestiones más importantes, de esas en las que te lo juegas todo: ¿Qué carrera elijo? ¿Ha llegado el momento de casarme? ¿Me estará llamando Dios a la vida religiosa? Estas u otras preguntas asaltan, en diversos momentos, y nos zarandean, inquietan y remueven. Pero que no dejemos de vivir por miedo a decidir.

miércoles, 16 de enero de 2013

MUERTE Y MIEDO




Miles de peregrinos se dirigían hacia un santuario.  Un caballero, apostado cerca del camino, los observaba. De pronto, vio a un hombre extraño, feo y vulgar. Detuvo al hombre y le preguntó:
- ¡Eh!, ¿quién eres?  No pareces ser peregrino...
- Señor, ¿cómo puedes verme?  Nadie debería darse cuenta de que estoy aquí.
- Eso no importa. El hecho de que esté interrogándote significa que puedo verte. Así, pues, dime: ¿quién eres?
- Soy el Mensajero de la Muerte.
- ¿Hacia dónde te diriges?
- Voy al lugar sagrado de peregrinaje.
- Oh, ¿y piensas adorar a Dios allí?
- No, señor, ésa no es mi ocupación. Voy allí a realizar mi trabajo.
- ¿Cuál es tu trabajo?
- Dios me ha enviado para quitar algunas vidas. Algunas personas deben dejar sus cuerpos, y la peregrinación es una buena oportunidad para hacerlo. Dadas las malas condiciones, seguramente la gente contraerá enfermedades con facilidad.
- Entonces ¿qué harás?
- Pues sembraré el cólera.
- ¿A cuántos matarás?
- Me han asignado llevarme a cuatrocientas cincuenta personas.
- Bien, si Dios te dijo que lo hicieras, hazlo.
Entonces, la extraña criatura continuó su camino. Luego de que hubo terminado la celebración sagrada, todos los peregrinos volvieron por el mismo camino. Nuevamente el caballero se hallaba a la vera del camino, observando a los que por allí pasaban. Les preguntó a algunos de ellos:
- ¿Cómo fue todo?
- Todo salió bien -respondieron-, pero, desgraciadamente, sobrevino el cólera y acabó con las vidas de muchos.
- ¡Oh! ¿Cuánta gente murió?
- Alrededor de mil quinientas personas.
- ¿Tantas?
- De eso puede estar seguro.
El caballero pensó que él mismo podría esperar a que pasara el Mensajero de la Muerte y preguntarle qué tenía que decir. Cuando finalmente lo vio, le dijo:
- ¡Deténgase! ¿Es usted el mismo hombre que vi en camino al santuario sagrado?
- Sí, señor.
- ¿No me dijo Usted que iba a la peregrinación a llevarse cuatrocientas cincuenta vidas?
- Sí, así le dije.
- Pero, ¿sabe cuántas murieron?
- Sí, mil quinientas.
- ¿Cómo pudo hacer eso? ¡Solamente debía llevarse a cuatrocientas cincuenta!
- Señor, sólo hice mi trabajo. Me llevé a cuatrocientos cincuenta.
- Entonces, ¿cómo murieron las demás?
- Murieron de miedo.

"Dejarse vencer por el pesimismo es apagar la luz de la esperanza"

martes, 15 de enero de 2013

UN BUEN LIBRO


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LA BIBLIA Y SU ESPIRITUALIDAD

RICHARD ROHR Brindo estas reflexiones con el fin de unir de nuevo lo que nunca debió ser separado: la Sagrada Escritura y la espiritualidad cristiana» (Tomado de la Introducción).

En este análisis de algunos temas centrales de la Escritura, Richard Rohr transforma la palabra escrita, descubriendo en los textos bíblicos un nuevo y vital sentido, relevante y esencial para los cristianos de hoy. Desentraña lo que la Biblia afirma sobre la moral, el poder, la sabiduría y la generosidad de Dios, y lo hace de tal modo que exige de los creyentes una respuesta transformadora de sus vidas. Con el fin de contrarrestar un mundo lleno de escasez, reprobación y miedo, Rohr ofrece a sus lectores una visión cristiana de abundancia, gracia y alegría, una visión capaz de revolucionar la manera en que nos relacionamos con nosotros mismos, con los demás y con el mundo.

Editorial:
264 pgs
Rústica
2012
Salterrae Editorial | www.salterrae.es

EL PAN TOSTADO...


  • EL PAN TOSTADO...

Después de un largo y duro día en el trabajo, mi mamá puso un plato de salchichas y pan tostado muy quemado frente a mi papá.
Recuerdo estar esperando ver si alguien lo notaba.
Sin embargo, aunque mi padre lo notó, alcanzó un pan tostado, sonrió a mi madre y me preguntó cómo me había ido en la escuela.
No recuerdo lo que le contesté, pero sí recuerdo verlo untándole mantequilla y mermelada al pan tostado y comérselo todo.
Cuando me levanté de la mesa esa noche, recuerdo haber oído a mi madre pedir disculpas a mi padre por los panes tostados muy quemados.
Nunca voy a olvidar lo que le dijo: ”Cariño no te preocupes, a veces me gustan los panes tostados bien quemados.”
Más tarde esa noche, fui a dar el beso de las buenas noches a mi padre y le pregunté si a él le gustaban los panes tostados bien quemados.
Él me abrazó y me dijo estas reflexiones:”tu mamá tuvo un día muy duro en el trabajo, está muy cansada y además – un pan tostado un poco quemado no le hace daño a nadie”.
La vida está llena de cosas imperfectas y gente imperfecta.
Aprender a aceptar los defectos y decidir celebrar cada una de las diferencias de los demás, es una de las cosas más importantes para crear una relación sana y duradera.
Un pan tostado quemado no debe romper un corazón.
La comprensión y la tolerancia es la base de cualquier buena relación.
Sé más amable de lo que tú creas necesario, porque todas las personas, en éste momento, están librando algún tipo de batalla.
Todos tenemos problemas y todos estamos aprendiendo a vivir y lo más probable es que no nos alcance la vida para aprender lo necesario.
El camino a la felicidad no es recto.
Existen curvas llamadas EQUIVOCACIONES, existen semáforos llamados AMIGOS, luces de precaución llamadas
FAMILIA, y todo se logra si tienes una llanta de repuesto llamada DECISIÓN, un potente motor llamado AMOR, un buen seguro llamado FE, y abundante combustible llamado PACIENCIA.


    Después de un largo y duro día en el trabajo, mi mamá puso un plato de salchichas y pan tostado muy quemado frente a mi papá.
    Recuerdo estar esperando ver si alguien lo notaba.
    Sin embargo, aunque mi padre lo notó, alcanzó un pan tostado, sonrió a mi madre y me preguntó cómo me había ido en la escuela.
    No recuerdo lo que le contesté, pero sí recuerdo verlo untándole mantequilla y mermelada al pan tostado y comérselo todo.
    Cuando me levanté de la mesa esa noche, recuerdo haber oído a mi madre pedir disculpas a mi padre por los panes tostados muy quemados.
    Nunca voy a olvidar lo que le dijo: ”Cariño no te preocupes, a veces me gustan los panes tostados bien quemados.”
    Más tarde esa noche, fui a dar el beso de las buenas noches a mi padre y le pregunté si a él le gustaban los panes tostados bien quemados.
    Él me abrazó y me dijo estas reflexiones:”tu mamá tuvo un día muy duro en el trabajo, está muy cansada y además – un pan tostado un poco quemado no le hace daño a nadie”.
    La vida está llena de cosas imperfectas y gente imperfecta.
    Aprender a aceptar los defectos y decidir celebrar cada una de las diferencias de los demás, es una de las cosas más importantes para crear una relación sana y duradera.
    Un pan tostado quemado no debe romper un corazón.
    La comprensión y la tolerancia es la base de cualquier buena relación.
    Sé más amable de lo que tú creas necesario, porque todas las personas, en éste momento, están librando algún tipo de batalla.
    Todos tenemos problemas y todos estamos aprendiendo a vivir y lo más probable es que no nos alcance la vida para aprender lo necesario.
    El camino a la felicidad no es recto.
    Existen curvas llamadas EQUIVOCACIONES, existen semáforos llamados AMIGOS, luces de precaución llamadas
    FAMILIA, y todo se logra si tienes una llanta de repuesto llamada DECISIÓN, un potente motor llamado AMOR, un buen seguro llamado FE, y abundante combustible llamado PACIENCIA.

jueves, 10 de enero de 2013

ORACION





Padre infinitamente bueno,
infinitamente santo,
infinitamente amante
Tu eres amor incondicional..
Tu eres el creador de todo cuanto hay
y de todo cuanto existe
y todo lo que procede
de tu bondad eterna es bueno.
No solo has creado el universo,
sino que lo sostienes por tu providencia
amorosa.
Amado Padre, que tu poder sanador
se manifieste sobre la faz de la Tierra
y todo el planeta sea purificado y llevado
a su armonía primordial.
También te pedimos que sanes el
corazón
de tus hijos para que aprendamos a
convivir en armonía,
sin dañar ni perturbar el ritmo equilibrado
de nuestra Madre Tierra.
Amén

SER BUENO NO ES SUFICIENTE




Juan trabajaba en una empresa hacía dos años. Siempre fue muy serio, dedicado y cumplidor de sus obligaciones. Llegaba puntual y estaba orgulloso de que en dos años nunca recibió ninguna amonestación.
Cierto día buscó al Gerente para hacerle un reclamo:
- Señor, trabajo en la empresa desde hace dos años con bastante esmero y estoy a gusto con mi puesto, pero siento que he sido postergado. Mire, Fernando ingresó en un puesto igual al mío hace solo seis meses y ya ha sido promovido a supervisor.
- ¡Ajá! -respondió el gerente-. Mientras resolvemos este problema que me planteas, quisiera pedirte que me ayudes a resolver otro. Quiero dar fruta al personal, para el almuerzo de hoy. En el negocio de la esquina venden frutas. Por favor averigua si tienen naranjas.
Juan se esmeró en cumplir con el encargo de su jefe y en 5 minutos ya estaba de vuelta en la oficina.
- Bueno Juan ¿qué averiguaste?
- Señor, sí tienen naranjas para la venta.
- ¿Y cuánto cuestan?
- ¡Ahhh...! no pregunté eso.
- Bueno, ¿pero viste si tenían suficientes naranjas para todo el personal?,- preguntó serio el Jefe.
- Tampoco pregunté eso señor.
- ¿Hay alguna fruta que pueda sustituir la naranja?
- No sé señor, pero creo...
- Bueno, -dijo el Jefe-, espera, siéntate un momento.
El Gerente tomó el teléfono y mandó llamar a Fernando. Cuando se presentó, le dió las mismas instrucciones que le había dado con anterioridad a Juan y en 10 minutos estuvo de vuelta.
Cuando volvió, el Jefe le preguntó:
- Bien Fernando, ¿qué noticias traes?
- Señor, tienen naranjas, las suficientes para todo el personal y, si prefiere, también tienen bananas, manzanas, kiwis y peras. La naranja está a 15 el kilo, la banana a 22, la manzana a 9 el kilo y el kiwi y el melón cuestan 28 el kilo. Me dijeron que si compra fruta en cantidad, nos harán un descuento del 8 por ciento. He dejado separada la naranja, pero si usted elige otra fruta debo regresar para confirmar el pedido.
- Muchas gracias, Fernando, pero espéreme un momento.
Se dirigió a Juan, que había quedado boquiabierto y le preguntó:
- Juan, ¿qué me decías?
- Nada señor, eso es todo. Muchas gracias. Con su permiso...

El éxito es en gran parte el producto de elevar constantemente el nivel de nuestras aspiraciones y el de nuestras expectativas.