A Dios no lo conocerás por la razón
No se trata de que des con un argumento que te convenza
o que haya mil razones que no te convencen
No lo descubrirás en un libro de teología.
No lo conocerás por más que digas que crees en Él
ni encontrarás texto alguno sobre Él que signifique nada para ti
Podrás leer la Biblia mil veces
Y no sabrás de El ni un ápice más de lo que sabías antes
Para creer en Dios verdaderamente
habrás de experimentarlo
en tu corazón…
Silenciados los sentidos,
apagado todo deseo,
recogido…
habrás de saltar un inmenso vacío
que quizás percibas existe en tu interior,
de una negrura tal, que de planteartelo, da vértigo sólo el pensar
Sólo podrás asirte a un pensamiento:
¡Amarlo a El sobre todas las cosas!
que poderoso deseo…
y qué profundo abismo se abre a tus pies…
¿A dónde te conducirá
si eres capaz de encontrar fuerzas y sinceridad
para que tu alma lo pronuncie?
Más allá de esa negrura
existe una luz poderosísima
una luz que te permitirá redescubrir las Escrituras
Así se inicia el venturoso camino del Encuentro
Y es que… si me permites expresarlo de esta manera;
Dios no es un razonamiento
es una experiencia.
Juan 7, 16-17: Jesús les respondió: La doctrina que yo enseño no es mía, sino de aquel que me ha enviado. El que está dispuesto a hacer su voluntad podrá experimentar si mi doctrina viene de Dios o es mía.
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