Una lechuza y una tórtola se habían hecho buenas amigas. Un día, la tórtola vio cómo su compañera se preparaba para marcharse, por lo que le preguntó:
- ¿Es que te vas? ¿Adónde?
- Muy lejos de aquí- respondió apenada la lechuza.
- Pero ¿por qué? -preguntó extrañada la tórtola.
- Porque a la gente de este lugar no les gusta mi graznido, se ríen de mí, se burlan, y me humillan -suspiró la lechuza.
Después de cavilar unos instantes, dijo la tórtola:
- Si puedes cambiar tu graznido, es buena idea que te marches, aunque, a decir verdad, ya no necesitarías hacerlo. Si, por el contrario, no puedes cambiarlo, ¿qué objeto tiene que te mudes? Allí donde acudas encontrarás también gente a la que no le guste tu graznido y te tratarán igual que aquí. Entonces, ¿qué harás? ¿volver a huir de nuevo?
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