EL CIEGO
Había un ciego sentado en la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que, escrito con tiza blanca, decía:
"POR FAVOR, AYÚDEME, SOY CIEGO"
Un creativo de publicidad que pasaba frente a él,
se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra.
Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta,
tomó una tiza y escribió otro anuncio.
Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue.
Por la tarde el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, su gorra estaba llena de billetes y monedas.
El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él, el que re-escribió su cartel y sobre todo,
qué había puesto.
El publicista le contestó:
"Nada que no sea tan cierto como tu anuncio,
pero con otras palabras".
Sonrió y siguió su camino.
El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía:
"HOY ES PRIMAVERA, Y NO PUEDO VERLA".
Relato enviado por Mary Carmen Puyó
Había un ciego sentado en la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que, escrito con tiza blanca, decía:
"POR FAVOR, AYÚDEME, SOY CIEGO"
Un creativo de publicidad que pasaba frente a él,
se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra.
Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta,
tomó una tiza y escribió otro anuncio.
Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue.
Por la tarde el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, su gorra estaba llena de billetes y monedas.
El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él, el que re-escribió su cartel y sobre todo,
qué había puesto.
El publicista le contestó:
"Nada que no sea tan cierto como tu anuncio,
pero con otras palabras".
Sonrió y siguió su camino.
El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía:
"HOY ES PRIMAVERA, Y NO PUEDO VERLA".
Relato enviado por Mary Carmen Puyó
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