Los
iconos ayudan a que la oración sea bella. Son como ventanas que se
abren hacia las realidades del Reino de Dios y las hacen presentes en
nuestra oración aquí en la tierra. Son una llamada a nuestra propia
transfiguración.
Siendo imagen, el icono no es solamente pura ilustración o decoración. El icono es el símbolo de la encarnación, es presencia que ofrece a los ojos el mensaje espiritual que la Palabra dirige a los oídos.
Por la fe que expresa, por su belleza y por su profundidad, el icono puede abrir un espacio de paz y sostener una espera. Invita a acoger el misterio de la salvación incluso en la carne y hasta en la creación.
Siendo imagen, el icono no es solamente pura ilustración o decoración. El icono es el símbolo de la encarnación, es presencia que ofrece a los ojos el mensaje espiritual que la Palabra dirige a los oídos.
Por la fe que expresa, por su belleza y por su profundidad, el icono puede abrir un espacio de paz y sostener una espera. Invita a acoger el misterio de la salvación incluso en la carne y hasta en la creación.
Ícono de la Virgen María en la iglesia de la Reconciliación de Taizé.
"Este ícono ha sido bendecido por el Metropólita Nikodim, de Leningrado, durante su visita a Taizé en 1962".
"Este ícono ha sido bendecido por el Metropólita Nikodim, de Leningrado, durante su visita a Taizé en 1962".
No hay comentarios:
Publicar un comentario