lunes, 22 de marzo de 2010

LA ISLA DE LAS EMOCIONES



Había una vez una isla en la que vivían

todas las emociones y sentimientos humanos

que existen. Estaban el miedo, el Amor, el

Odio ... Un día el Conocimiento convocó una

reunión inesperada.

-Tengo una mala noticia: la isla se hunde,

dijo a todos.

-¡No puede ser! ¡Pero si vivimos aquí desde

siempre! ¡Estás equivocado!- exclamaron las

emociones al unísono.

-El Conocimiento casi nunca se equivoca -dijo

la Conciencia dándose cuenta de la verdad-.

Si él dice que se hunde, debe ser porque se

hunde.

-¿Pero qué vamos a hacer ahora?- se

preguntaron.

-Por supuesto cada uno puede hacer lo que

quiera, pero les sugiero que construyan un

barco, un bote, una balsa o algo que les

permita irse, porque el que permanezca en la

isla desaparecerá con ella. La Previsión y yo

hemos construido un avión y volaremos hasta

la isla más cercana.

Todas las emociones se dedicaron a construir

un barco para irse. Todas salvo el Amor.

-¿Cómo podría dejar esta isla después de todo

lo que viví aquí?. Compartimos tantas cosas...

...Y el Amor se subió a cada árbol, a cada

rosa. Se fue hasta la playa y se revolcó en la

arena como solía hacer en otros tiempos.

Acarició cada rama... "Quizá la isla se hunda

por un ratito y después resurja...", pensó.

A pesar de que la isla se hundía cada vez

más, el Amor no podía pensar en construir un

barco. Estaba tan dolorido que sólo era capaz

de llorar. Se le ocurrió que podía refugiarse en

la zona más alta de la isla. Cualquier cosa era

mejor que irse. Hacer una pequeña renuncia

nunca había sido problema para él.

La isla seguía hundiéndose. El Amor se

refugiaba cada día en un espacio más

pequeño hasta que sólo quedó un trozo de

suelo firme y el resto había sido

completamente tapado por el agua.

Entonces comprendió que si no dejaba la isla,

el Amor desaparecería para siempre de la faz

de la Tierra. Pero ya no había posibilidad de

construir una salida. Había perdido

demasiado tiempo en llorar lo que desaparecía

ante sus ojos. Así que se sentó a esperar el

final en el último pedacito de isla que

quedaba aún sin agua, cuando, de pronto, vio

a un viejecito que le hacía señas desde un bote

de remos.

-Ven. Sube y rema conmigo- le dijo el viejecito

al Amor.

-Nunca volverá a existir una isla como ésta, se

lamentaba el Amor mientras subía al bote.

-Como ésta nunca- dijo el viejo.

Cuando llegaron a la isla vecina, el Amor

comprendió que gracias al viejecito estaba

vivo e iba a poder seguir existiendo. Se giró

para darle las gracias, pero éste se había

marchado.

Entonces el Amor fue en busca de la

Sabiduría. -¿Cómo puede ser?. Yo no lo

conozco y él me salvó. ¿Quién es?.

La Sabiduría lo miró y le dijo: "Él es el único

capaz de conseguir que el Amor sobreviva

cuando el dolor de una pérdida le hace creer

que es imposible seguir adelante. Él es el

único capaz de darle una nueva oportunidad

al Amor cuando parece extinguirse. Él te

salvó, Amor, Él es el Tiempo".

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