Es el Espíritu el que nos libera de nuestras miserias para que podamos recuperar la libertad de amar.
La acción del Espíritu es una realidad que impregna de forma extraordinaria a una nueva Iglesia, que como levadura en la masa, va brotando por doquier. La EXPERIENCIA cristiana se fragua debido a su acción. Consiste en DEJARSE AMAR POR DIOS. Y en corresponderle como hijos. Si se deja amar el Espíritu Santo le inunda con su AMOR y le otorga una visión nueva: TRINITARIA.
Así uno renace de la sutil comprensión de la experiencia mística de Jesús, que llega a la cima en la resurrección. Es el HIJO DE DIOS que lleno de su Espíritu da a conocer al Padre a los sencillos, a los que se hacen como niños.
La acción del Espíritu es una realidad que impregna de forma extraordinaria a una nueva Iglesia, que como levadura en la masa, va brotando por doquier. La EXPERIENCIA cristiana se fragua debido a su acción. Consiste en DEJARSE AMAR POR DIOS. Y en corresponderle como hijos. Si se deja amar el Espíritu Santo le inunda con su AMOR y le otorga una visión nueva: TRINITARIA.
Así uno renace de la sutil comprensión de la experiencia mística de Jesús, que llega a la cima en la resurrección. Es el HIJO DE DIOS que lleno de su Espíritu da a conocer al Padre a los sencillos, a los que se hacen como niños.
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